Hoy para comer me he preparado un cuenco de mazamorra, ese protogazpacho con resabios de sinagoga que ocupó los paladares andaluces antes de que el tomate hiciese su aparición en el siglo XVI.

Al servírmelo he pensado en comerlo con unas regañás y ponerle por lo alto las aceitunas negras y el huevo duro que se ven en la fotografía y es ahí donde me ha asaltado la duda: ¿cómo explicar todo esto a un chaval que aún no está en la veintena? Y se me ha venido a la mente la imagen de una camarera o camarero de franquicia explicando al chaval: «La mazamorra es una especie de dip al que puedes colocarle los toppings que tú elijas, ya sean olivas, jamón, huevo, almendras laminadas…»

Y me he quedado pensando en cómo un producto con tanta historia detrás como la mazamorra (otro día se la cuento) puede ser desintegrado por una cultura de franquicias sin alma.

Maimónides se revolvería en su tumba si se enterase.

Un comentario en “Mazamorra, dips y toppings

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