Yo había oído cositas del Carnaval de Cádiz antes de 1993, claro, como aquel cuplé de «Los Cegatos con Botas» a la visita del Papa o el archifamoso estribillo del Cuarteto de Rota de Currito de la Cruz (Campo) y ni que decir tiene que había visto en la TV en blanco y negro a aquellos «Escarabajos trillizos» (Los Beatles de Cádiz) que nos regaló Don Enrique Villegas.

Sin embargo no fue hasta 1994 que pude disfrutar del carnaval con la tranquilidad de tener un alojamiento estable en la zona a cuenta de mi familia política. Y fue maravilloso. Fue maravilloso porque yo nunca había disfrutado de una sesión de semifinales en el Teatro Falla o de una larga noche de chirigotas ilegales en el Barrio de La Viña. Allí descubrí que, además del arte mayor de coros y comparsas, existía en Cádiz el arte pequeño (arte sano) de los romanceros de la mano, o mejor dicho de la voz, de Salvador Fernández Miró (¡qué tío más grande!)

Fue un año maravilloso que, desde el teatro, dejó para el recuerdo detalles inolvidables de la mano del Noly, Paco Cárdenas, Ramón Peñalver y aquellas «Viudas de los viejos del 55», porque gracias a ellos volvió el tres por cuarto bueno y aunque el viejo levantara la cabeza no creería que el «po-po-po-pó» de la presentación de aquellas viudas sea parte de la música de fondo que el público pone todavía al concurso del carnaval.

La final de aquel año creo que la recuerdo de memoria y aún le podría cantar buena parte de los repertorios de las agrupaciones. Recuerdo que en chirigotas la final era espectacular porque, además del Noly y sus viudas, estaban el Selu con sus «Titis de Cái» que venía de ganar dos años seguidos tras el pelotazo de «Los borrachos» y además, no se podía dejar de lado a «El Carapalo» con su chirigota de capillitas («Dios dijo hermanos pero no primos»), un grupo que me hacía morir de risa.

Sin embargo lo que para mí fue una sorpresa fue el otro finalista, un grupo fresco y simpático de superhéroes con madroñeras al frente del cual estaba un tío joven y simpático de la barriada de Loreto, Juan Manuel Braza «El Sheriff», el grupo se llamaba «Caimán» (como «superman» pero de Cái, «Cái-man»).

Desde entonces puedo contar con los dedos de media mano los años que no he podido pasar en Cádiz los días precisos para disfrutar del carnaval como un auténtico jartible porque, desde entonces y como las viudas, yo ya no cumplo años, yo cumplo carnavales.

Naturalmente hace un mes, en la primera sesión de preliminares del COAC 2024, me senté ante la tele dispuesto a disfrutar de una velada que se prometía magnífica pues en ella cantaban, entre otras, la chirigota del Selu y la del Sheriff. Y de pronto, ese tipo siempre joven, fresco simpático y sonriente que yo recordaba de Caimán, se puso a cantar un pasodoble en el que recordaba aquella noche de 1994 en que habían cantado juntos el Selu y él hacía 30 años.

Hacía 30 años.

Aquel tipo joven, fresco simpático y sonriente que yo recordaba resulta que ahora tenía 55 años, que el mismísimo Selu, como yo, ya no cumpliremos los 60 y que se me ha pasado media vida disfrutando con sus pamplinas, aunque ya estemos todos casi que para empezar a cantar el popurrí.

Ayer fue la final del Falla y, como hace 30 años ellos y yo echamos un buen ratito.

Este año Juan Manuel Braza «El Sheriff» será con toda justicia pregonero del carnaval y yo, como las viudas del Noly

«Con mis noventa abriles
y noventa febreros
llegaré hasta La Palma
con los chirigoteros
a cantar estribillos
de cualquier compañero,
si te quieres venir
en La Viña te espero.»

Un comentario en “Yo cumplo carnavales…

  1. Merecidísimo pregonero, Cádiz necesita q vuelva la fiesta como era antes. Sin tan to politiqueo ni tanta maledicencia. Eso q tanto gustaba, el doble sentido, siempre con gusto, . Ole ole mi Cai, y lo digo a boca llena, y el q no diga ole q se le seque la Yerbabuena!!!

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