La moral humana es una moral de 150 metros. No soportamos que nadie maltrate a un animal en nuestra cercanía pero la muerte de hambre de niños en África no  nos causa diariamente mayor pena. Las ONG lo saben y por eso traen sus fotos ante nosotros para acortar la distancia que nos separa de ellos.

Y no, no es que el ser humano sea un ser abyecto, es, simplemente, que la naturaleza le hizo así. Nadie está capacitado para soportar todo el dolor del mundo y es por eso que la evolución solo nos hizo solidarios con el prójimo (el próximo).

Y dicho esto corto, cambio y me recuerdo que esta semana comienzan las vacaciones, días de echar la persiana a las preocupaciones y practicar el dificilísimo arte de olvidar.

Somos animales de cercanía y no estamos capacitados para soportar todo el mal del mundo, el hambre de África, los muertos en Ucrania, las vejaciones a mujeres en países radicales… Nuestras espaldas son demasiado débiles como para soportar todo eso y es por esa razón que la naturaleza apenas si nos equipó para indignarnos por las injusticias y por la violencia cercanas.

Ser abogado es llevar contigo miles de injusticias, es dormir con demasiada gente si no eres capaz de practicar el difícil arte de olvidar y recordar a horas fijas.

Es por eso que hoy, cerca ya de las vacaciones, toca empezar a sacar de la cabeza todas esas injusticias que te amargan y concentrarte en el trocito de vida que queda para ti. Prepararse un guiso de fideos con costillejas y vino de Valdepeñas es, en días como hoy, mucho más que una forma de alimentarse, es también una forma de reencontrarte y cocentrarte en tu vida.

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