No suelo comer pizza ni pasta por razones dietéticas: evito cuidadosamente las harinas refinadas. Es por eso que, como todo lo que se come pocas veces, resulta una fiesta en las raras ocasiones que se consume y, como ayer era el «Pizza Day» me pareció que muy bien podría darme la fiesta con unos cuantos compañeros y compañeras de aventuras criptográficas.
El Pizza Day conmemora la fecha en que se llevó a cabo la primera transacción comercial con Bitcoin: el 22 de mayo de 2010 un programador llamado Laszlo Hanyecz se compró dos pizzas de Papa John por 10.000 Bitcoin. Al precio actual de Bitcoin estas serían las pizzas más caras del mundo pues alcanzarían el nada despreciable precio de más de 300.000.000 de euros.
El Siglo XXI, apenas transcurridas dos décadas, tiene ya sus tradiciones y sus celebraciones que, aunque resultan menos profundas y ancestrales que las que apreciamos en la vieja Europa, nos remiten apenas diez años atrás a los oscuros momentos del nacimiento de una nueva tecnología.
Yo, por si acaso, me coloqué mi camiseta conmemorativa del nacimiento de otra tecnología que marcó mi infancia: la astronáutica. Una camiseta que me fue remitida desde el corazón de Rusia por una mujer a quien le gustaba leer mis post sobre mujeres rusas y a quien no olvido.
Cuando vas cumpliendo años sucede que se te acumulan los recuerdos, lo cual, bien pensado, es muy bueno: siempre tienes algo que celebrar.
Los mejores cocinados nacen de la necesidad apremiante de tomar alimento para no morir por inanición . Benditas sopas.
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