En la foto ven ustedes un plato de cocido con pava y pelotas. Un rito navideño delicioso e imprescindible en mi región.
Mi padre, 92 años, guardia civil de profesión —lo aclaro ya desde el principio— a la vista del cocido que le estaba sirviendo mi madre ha recordado una canción de la Cartagena de su infancia y ha entonado a voz en cuello y con música de «La Internacional» la siguiente letra:
«Arriba los de la cuchara,
abajo los del tenedor,
y yo, como soy comunista,
que viva el martillo y la hoz».
Me he partido de risa: identificar las clases bajas con los platos de cuchara y a los ricos con las comidas de tenedor me parece una ocurrencia absolutamente genial. Oír cantar muy desafinado al jefe también ha contribuido a las risas.