Homeostasis: ¿Estuvo usted presente cuando su madre le dio a luz?

Si uno se toma la molestia de buscar en la wikipedia el término “muerte” se encontrará con que, en la versión española, la muerte es definida, en esencia, como “la extinción del proceso homeostático y por ende el fin de la vida.”

La muerte, según esta definición, es el suceso obtenido como resultado de la incapacidad orgánica de sostener la homeostasis. Dada la degradación del ácido desoxirribonucleico (ADN) contenido en los núcleos celulares, la réplica de las células se hace cada vez más costosa.

Así pues, la homeostasis es el sustento de eso que llamamos “vida” pero, ¿qué es en realidad la homeostasis?

Homeostasis (Del griego homos (ὅμος) «similar», y estasis (στάσις) «posición», «estabilidad») es la característica de un sistema abierto o de un sistema cerrado, especialmente en un organismo vivo, mediante la cual se regula el ambiente interno para mantener una condición estable y constante. Los múltiples ajustes dinámicos del equilibrio y los mecanismos de autorregulaciónhacen la homeostasis posible. El concepto fue creado por Walter Cannon y usado por Claude Bernard, considerado a menudo como el padre de la fisiología, y publicado en 1865. Tradicionalmente se ha aplicado en biología, pero dado el hecho de que no sólo lo biológico es capaz de cumplir con esta definición, otras ciencias y técnicas han adoptado también este término.

Personalmente el concepto de homeostasis no me interesa tanto en su aspecto fisiológico como en su aspecto sistémico, concretamente como método para determinar si un sistema dado podemos decir que está “vivo” o “muerto”.

Lllegué a saber que existía el concepto de homeostasis a través de la lectura de un libro imprescindible para cualquiera que quiera entender la sociedad de la información, “The human use of human beings”, publicado por el matemático Norbert Wiener en 1950 y que es un verdadero manifiesto fundacional de la sociedad de la información.

Conforme a las ideas de Norbert Wiener, la individualidad de un ser reside en una determinada forma compleja, no en una sustancia inmutable.  Para entender un organismo, éste debe considerarse como un patrón que se mantiene a través de la homeostasis. (…) Mientras que los materiales que componen un ser vivo pueden ser constantemente sustituidos por otros casi idénticos, un organismo sigue funcionando con la misma identidad en tanto que el patrón que lo defina se mantenga lo suficientemente intacto. Estos patrones pueden ser transmitidos, modificados o duplicados y son, por tanto, un tipo de información.

El pensamiento de Norbert Wiener subraya la importancia de la forma (patrón) frente a la materia. Un ser vivo, como el hombre por ejemplo, renueva completamente los materiales de que está construido más o menos cada 10 años. Pensemos que los glóbulos rojos sólo viven unos 120 días, las células que recubren el estómago y las de la epidermis un par de semanas y que cada tejido tiene su tiempo de renovación. Por eso un científico sueco, Jonas Frisen, ideó una técnica para datar las células del organismo humano y llegó a una conclusión del máximo interés: Sólo las neuronas de la corteza cerebral, y pocas más, parece que duran hasta la muerte aunque nuevos descubrimientos en materia de neurogénesis, ponen en cuestión la total exactitud de esa afirmación.
La producción de nuevas neuronas tras el nacimiento fue negada hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo XX. Hoy día se sabe que tanto las neuronas como las células gliales se siguen produciendo por la diferenciación de células madre durante toda la vida de los organismos.

La neurogénesis fue detectada por primera vez por el científico y biólogo español José Manuel García-Verdugo en lagartos. A partir de este descubrimiento se detectó en mamíferos como los humanos. Además también descubrió junto al investigador Arturo Alvarez-Buylla, de la Universidad Rockefeller, las células responsables de dicha neurogénesis.

En humanos la generación de nuevas neuronas se ha constatado y descrito en diferentes zonas del sistema nervioso: el bulbo olfatorio, el hipocampo y en diferentes áreas de la corteza cerebral. También se ha descrito esta neurogénesis en la región prefrontal, que controla el proceso de ejecución de decisiones y que está involucrada en la memoria a corto plazo; también en la región temporal inferior, que actúa en el reconocimiento de caras u objetos y en la región parietal posterior, importante en la percepción de relaciones espaciales y de la imagen corporal.

Y si las células humanas se regeneran no debemos olvidar tampoco que estas mismas células son organismos vivos que renuevan constantemente sus propios componentes moleculares para mantener su equilibrio homeostático.

Llegados a este punto permítanme abandonar la fisiología y que vuelva a formularles la pregunta -una boutade, como de costumbre- que da título a este post. ¿Estuvo usted presente en su propio nacimiento?

Si atendemos a la materia de que está usted compuesto la respuesta es con toda seguridad que NO. El 100% de las moléculas que componían su cuerpo en el momento de su nacimiento o el día de su primera comunión ya no forman parte de él, han sido renovadas muchas veces y ya no queda en usted nada de lo que hubo hace unos pocos años, mucho menos el día de su nacimiento.

Y si no queda ni una molécula de aquel niño en el adulto que es usted hoy ¿cómo podemos afirmar que usted y aquel niño que era usted son la misma persona o el mismo ser vivo?

Para responder a esa pregunta no podemos sino acudir a Norbert Wiener y asumir que un organismo sigue funcionando con la misma identidad en tanto que el patrón que lo defina se mantenga lo suficientemente intacto y que usted es ese niño que su madre dio a luz porque, desde entonces hasta ahora, ha mantenido constantes ciertos patrones.

Esos patrones, esas “formas”, sólo pueden ser entendidas en términos de “información” y, como tal información puede ser transmitida, modificada o duplicada y esta percepción nos conduce, directamente, a detectar una cierta preeminencia de los aspectos informacionales sobre los materiales. Mientras se mantiene la homeostasis los seres vivos libran una batalla desesperada por mantener su información propia y preservar su identidad, regerándola, modificándola para adaptarla a las circunstancias cambiantes del entorno o transmitiéndola a generaciones futuras mediante la reproducción.

Comprender la naturaleza informacional de la vida y de los sistemas, de sus mecanismos de intercambio de información con el medio, de sus respuestas a las circunstancias cambiantes del medio percibidas merced a ese intercambio de información y de su adaptación a las mismas modificando o adaptando su forma (informándose), es vital para comprender la naturaleza real de la sociedad en que vivimos. Este permanente intercambio de información entre el entorno y los seres vivos, esta interacción percibida merced a los mecanismos de feedback es toda ella de naturaleza informacional y nos debe conducir a los juristas a abandonar nuestros puntos de vista materialistas (Sabinianos) en la reflexión jurídica y a abarazar un enfoque más informacional (Proculeyanos). Estamos en la sociedad de la información, no podemos seguir pensando como en los últimos 50 siglos.

3 comentarios en “Homeostasis: ¿Estuvo usted presente cuando su madre le dio a luz?

    1. En efecto, «informacional» es una palabra que no figura en el diccionario de la Real Academia y ha sido inventada por el autor del post. Sin embargo la invención no es casual sino deliberada. Adjetivar la naturaleza de un suceso como «informativo» o «informático» no me parecía razonable porque eran palabras que no expresaban debidamente la idea que pretendía ofrecer. «Informacional» es una palabra que como «anonimizar», u otras relacionadas con las nuevas tecnologías, no están reconocidas pero han sido construidas siguiendo el método usual de producción de palabras del castellano.

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