Quizá sea hoy un buen día para hablar de algo que creo que es bueno que conozcas, se llama el «Efecto Cantillón».

Para hacer frente a la crisis económica derivada de la pandemia los gobiernos de occidente han aprobado multimillonarias ayudas en euros y dólares para las economías.

—¿Y de dónde sale el dinero de esas ayudas? (Se preguntará usted)
—Pues ¿de dónde ha de salir, hombre de dios? ¡de la imprenta! De ahí es de donde salen todos los billetes.

Y usted se queda mosca pues no acaba de entender que la riqueza aumente imprimiendo papeles y empieza a pensar que aquí hay gato encerrado.

No es usted solo, son muchísimos los economistas que se han ocupado de este milagro de los cromos llamados dinero sin respaldo en contravalor alguno.

(No, no insista, los papeles a los que usted llama dinero, desde 1971, no tienen respaldo ni en oro, ni en plata ni en hojalata).

Pero, si está usted mosca y sospecha que hay gato encerrado en esto de pintar papeles con tinta, espere que le cuente lo que hoy quería contarle, algo que descubrió un economista irlandes nacido en 1860, a quien se considera padre de la economía política y que se llamaba Richard Cantillon.

El efecto Cantillon describe el efecto desigual de las políticas monetarias sobre la economía. Esto es, si un banco central inyecta más dinero en la economía, el aumento resultante de los precios no se produce uniformemente. Richard Cantillon (1680-1734) fue el primer economista en afirmar que todo cambio en la oferta monetaria distorsiona la estructura de una economía. Esto se debe a que el dinero de nueva creación no es distribuido ni simultáneamente ni uniformemente a lo largo de la población.

¿Y qué significa todo esto?

Significa que, si usted —como yo— es un ciudadano común y no nadie importante ni cercano al gobierno, le están tomando el pelo y el dinero.

Verá, cuando se imprime dinero no se crea riqueza (no hay que ser un genio para darse cuenta de esto) y finalmente solo conduce a inflación, a una subida de precios, pero, ese proceso no es instantáneo sino progresivo y es ahí donde usted pierde y los de siempre ganan.

Cuando se imprime dinero este no se reparte a la población en su conjunto sino que se concede, a través de una serie de «ayudas», a determinados empresarios (piense usted en los bancos o en las empresas que prefiera) que, en el momento de recibir el dinero recién imprimido, pueden usarlo para comprar a precios previos a la puesta en circulación de dinero. Para ellos es genial, el dinero recién impreso y con la tinta fresquita es un maná caído del cielo.

Pero, cuando ese dinero entra en circulación, produce la inevitable inflación y cuando llega a su bolsillo en forma de salario ese dinero ya no tiene un poder adquisitivo igual al que tenía para el banquero al que se lo dieron en primer lugar, sino que usted, aunque haya recibido dinero, ya compra a precios superiores, usted no es más rico sino, probablemente incluso más pobre. Es a esto a lo que conduce el Efecto Cantillon y es esto lo que quiere decir con lo de que «si un banco central inyecta más dinero en la economía, el aumento resultante de los precios no se produce uniformemente».

Europa y los USA (estos últimos de forma llamativa) están imprimiendo cromos a los que llaman dinero de forma masiva, y usted debería saber que, en ese intercambio de cromos, usted es el tonto oficial. Porque usted sabe que nadie habla con usted cuando se pactan ayudas e inyecciones económicas; usted sabe que es el último de la fila y que a usted el dinero le llega porque su jefe le paga y que estos billetes recién imprimidos llegan antes al banco que a usted.

Es bueno que usted sepa que, esos cromos recien impresos a los que aún nos empeñamos en llamar dinero y en los que tenemos la misma fe que podríamos tener en los billetes del Monopoly o en los Mortadelos de mi niñez, esos cromos digo, no valen lo mismo recien imprimidos que cuando, mucho más tarde, llegan a sus manos; y no porque se haya alterado el numerito pintado en ellos, sino porque se ha alterado el numerito pintado en un papel mucho menos valioso pero mucho más auténtico que esos cromos: el cartelito escrito incluso a mano donde el tendero ha puesto el precio que debe usted pagar para llevarse un producto de la tienda.

Existen sofisticados esquemas Ponzi y complicadas formas de engaño pero el dinero, desde 1971, es una de las más eficaces y abyectas.

Si el objetivo de tu vida es ser rico es bueno que leas esto y no te equivoques: si el objetivo de tu vida es ser rico de verdad, has de saber que nunca lo lograrás juntando cromos de papel. Aunque les llames dinero.

Un comentario en “El efecto Cantillon

  1. Muy cierto, especialmente en lo relativo al incremento de desigualdad. Pero cuando la velocidad de circulación del dinero ha descendido, cuando el consumo se ha contraído y cuando el ahorro ha aumentado dramáticamente (las tres cosas ocurren ahora, tras la pandemia), puede que el sistema necesite respiradores de liquidez, para no asfixiarse. Aunque está claro que esos cacharros no curan, y que en ocasiones empeoran el estado de salud del enfermo. Pero evitan a corto plazo que se nos vaya al otro mundo. Inyectar liquidez puede ser en casos así una especie de compensación de los equilibrios del sistema y el impacto en la inflación es asumible, y hasta deseable.

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