Por qué hemos de hacerlo en enjambre (#J2)

Por qué hemos de hacerlo en enjambre (#J2)

No hay en ningún país ni en ningún grupo humano otra riqueza que la de los hombres y mujeres que lo componen y esta afirmación, que es válida para cualquier comunidad humana, es especialmente cierta para esa extraña hermandad que forman los abogados y abogadas de España.

En efecto, en la república de los abogados y las abogadas de España la igualdad de todos sus miembros es radical y, de la primera al último, todos son una cosa y lo mismo, abogados, personas expertas en resolver problemas y con amplios conocimientos de la ciencia jurídica. El trabajo de todos y cada uno de estos abogados y abogadas es valiosísimo (trata de calcular los honorarios de mil abogados trabajando en un asunto) y por eso, tratar de que todos ellos sean dirigidos o representados por una sola persona es reducir la inteligencia colectiva del grupo virtualmente a cero.

Piensa en el Consejo General de la Abogacía Española el cual, por más que diga representar a más de cien mil letrados y letradas, ve reducido su cociente intelectual al de su presidenta y unas cuantas personas más de su sanedrín que, si algo han demostrado, ha sido su capacidad para gastar dinero ajeno (su gasto en inútiles «inventos» tecnológicos ya debe superar los 11 millones de euros) y no dar cuentas ni de las cuantiosas dietas que se embolsan a costa de abogados y abogadas, sus iguales.

Piensa ahora en la naturaleza, en las bandadas de pájaros o en los cardúmenes de peces, grupos donde todos los indivíduos, sin que nadie les dirija, parecen moverse en la misma dirección cual si de la coreografía de un hipnótico ballet se tratase. Esta forma de autoorganización en las sociedades humanas es perfectamente posible si, como sucede en el campo de la abogacía, todos sus miembros tienen claro cuál es su objetivo y cuentan con los conocimientos precisos para llevar adelante medidas adecuadas para conseguir el fin que todos persiguen.

Esta forma de funcionar moviliza todo el músculo y el conocimiento del grupo, aprovecha las miles de conexiones y contactos que los miembros del grupo disponen, les permite actuar a una velocidad tal que, cuando en otras formas organizativas aún están deliberando, aquí la acción ya se ha realizado.

Mientras que en una organización centralizada se preguntan cuánto les costará hacer que otros trabajen para ellos, en un enjambre nos preguntamos cuánta gente está dispuesta a trabajar gratis por la causa, mientras que en una organización centralizada el músculo y el cerebro se corresponden con las pocas personas que están en su dirección, en un enjambre el músculo y el cerebro del grupo es mucho más que la mera suma de todos, es una emergencia donde el resultado final es superior a la mera suma de los miembros.

Quizá esto os resulte extraño al principio pero lo que estoy seguro que no os ofrece ninguna duda son los hechos: durante años han existido asociaciones y un CGAE pero hasta que no se ha producido un movimiento en enjambre como #J2 la situación miserable de los mutualistas alternativos de España jamás había alcanzado los parlamentos autonómicos y jamás había estado entre los problemas que los equipos de campaña de los principales partidos consideraban (me consta). Y tenemos precedentes también en el tema de las tasas, aunque existían asociaciones y existía CGAE fue finalmente la Brigada #T la que, con un movimiento en enjambre, llegó de parlamento autonómico en parlamento autonómico hasta las Cortes de Madrid donde los grupos parlamentarios les reconocieron públicamente (a ellos y no a ninguna otra asociación o grupo incluido CGAE) su lucha para cambiar aquella injusta situación.

El funcionamiento en enjambre es sencillo de entender, tan sencillo como simplemente trabajar por aquel fin a que aspiras y si esto te resulta extraño no te preocupes, funciona y vamos a ganar porque lo que perseguimos es justo, porque somos muchos más y porque estamos mejor desorganizados que ellos. Confía y adelante.

Para funcionar en enjambre es preciso que sepas unas cuantas cosas y apliques unos pocos y sencillos principios que, si no te importa, podemos repasar:

  1. El primer principio es que nuestro mayor recurso son las personas dispuestas a trabajar por la causa y es por eso que, si esa es nuestra principal riqueza, tu primera obligación es extender la red, concienciar a nuevos abogados y nuevas abogadas para que se unan al grupo y trabajen por sus fines.
  2. Podemos conseguir todo lo que nos propongamos —créeme— y por eso tu segundo principio es no dudar de que lo vamos a conseguir y transmitir esa convicción al grupo. Costará más o menos pero no dudes que esta guerra la ganamos.
  3. Confiamos mutuamente los unos en los otros y en el trabajo que cada uno realiza.
  4. Quienes hacen cosas por la causa deben ser recompensados incluso aunque no acierten. En #J2 no podemos temer al error ni a que otras personas se enfaden con nosotros. No criticamos a quien hace algo y no le sale bien: el único error, el mayor error, es no hacer nada.
  5. Si recibimos críticas de parte del público y de gente influyente es señal de que vamos por buen camino. Celebrémoslo.
  6. Si algo en algún momento sale mal el grupo lo asumirá y no se entrará en búsqueda de culpables, el grupo aprenderá con ello y seguirá adelante. Si algo funciona tremendamente bien, se lo copiará y se mezclará por todo el enjambre con nuevas variantes para hacerlo mejor incluso.
  7. Comunica tu visión a todos, y deja que los demás trasmitan tu visión con las palabras que mejor encajan con su contexto social concreto. No elabores un mensaje estándar que todos se tengan que aprender.
  8. Para electrizar a una persona háblale a su corazón.
  9. Si sientes que necesitas hacer una pausa en tu activismo, seguro que parar es lo mejor que puedes hacer. siempre es mejor tomarse un descanso para poder volver, que quemarse y amargarse. Siempre habrá algo que hacer cuando regreses: no debes preocuparte de que el mundo se quede sin algo malo que arreglar mientras tú estás fuera. Esta regla interiorízala, muchos de nosotros vamos a tener problemas de salud o de trabajo o de familia que en muchos momentos pueden hacer difícil nuestro activismo, no te quemes, para y solventa tus problemas porque te necesitamos. Confía en el grupo y en cuanto estés en disposición vuelve a la acción, ten la seguridad de que aún quedará pelea para ti.

El #EnjambreJ2 ha tenido un éxito inmenso, en muy pocos meses un problema tremendo para muchos abogados y abogadas de España ha pasado de ser un gran olvidado al primer plano de la actualidad jurídica y política y eso lo ha conseguido en enjambre, todos vosotros, no ninguna asociación. Es por eso que ahora aparecerán muchas personas hablando de organización, cargos y jerarquías. Guárdate de ellas, quienes se expresan en esos términos muy probablemente buscan protagonismo a costa del trabajo del enjambre o, peor aún, desactivarlo.

En #J2 sois (somos) miles de abogados y esa es una fuerza imparable que solo puede ser desactivada tratando de escindirla, tratando de reducir las voces y los esfuerzos de todos a las voces de unos pocos pero eso no lo van a conseguir.

Es por eso que este movimiento ha logrado hacer tambalear posiciones de poder en apenas meses y es por eso que antes temprano que tarde pondrá fin a la situación de vergüenza e injusticia en que unos cuantos quieren hacer vivir a los abogados y abogadas de España.

Tened confianza y seguid con lo que estáis haciendo: lo estáis bordando. Emocionáis.

Vamos.

Descansa en paz compañera

En todo el ecosistema judicial sólo hay dos especies de «operadores jurídicos» que cumplan el desigual rito llamado plazo y que, en caso de incumplirlo, respondan de todos los perjuicios que causen con todos sus bienes presentes y futuros.

Si el letrado llega tarde o no llega a una vista civil puede encontrarse con que su parte pierda el pleito y él haya de indemnizarla de todos los daños sufridos… Ya, si el que llega es tarde es el juez o el imprescindible funcionario de turno, entonces nada ocurre: la parte, el abogado y el procurador habrán de esperar pacientemente y sin derecho siquiera a la protesta.

He visto a letrados conducir a velocidad enloquecida entre San Javier y Murcia solo porque en San Javier el primer juicio de la mañana se retrasó de forma inexplicable y el letrado podía no llegar a tiempo a la audiencia previa de media mañana en Murcia.

Sí, tengo amigos que se dejaron los dientes y casi la vida en la curva de incorporación de la autovía de San Javier a la de Murcia, tengo amigos que acabaron con su coche enmedio de un campo de almendros tras salirse de la carretera y tengo amigos que, antes de que se construyese la autovía, atravesaron la carretera bordeada de eucaliptos entre Cehegín y Caravaca como quien atraviesa en Le Mans las Hunaudieres.

Luego, pleitos que debieran durar meses, duran años… Y siempre hay quien señala a esos malvados abogados que dilatan…

Y me llevan los demonios.

Me llevan los demonios porque llevo casi 40 años soportando esperas inexplicables y viendo cómo los plazos solo parecen regir para las partes. Y sufriendo los insomnios del plazo, las angustias de la prescripción y la indignación de ver cómo una administración irresponsable ajusta estrechas cuentas a cualquier procurador o letrado que se retrasa.

Ayer murió una procuradora en Jaén camino de su trabajo y me importa poco si fue un error humano, un fallo mecánico o una imprudencia. Lo que sí me importa es que, de telón de fondo, hay una administración irresponsable de sus retrasos y en primer plano profesionales que responden de su celeridad con su patrimonio, cuando no con la vida.

Esta situación es una vergüenza infame, todos la sufrimos y nadie la remedia. Y no, no nos culpemos a nosotros, la desvergüenza está en los responsables de la situación y esos no somos nosotros.

Descansa en paz compañera.

Enjambres, J2 e información descentralizada

Enjambres, J2 e información descentralizada

Leo al nada impagable sino absolutamente ultrapagado Enrique Sanz Fernández Lomana, presidente de la Mutualidad, quejarse de las invectivas que le dedican los miembros del autodenominado MovimientoJ2 y me sonrío leyendo una de sus quejas principales: que no sabe quiénes son sus representantes.

Y me sonrío porque, habituados a matar al mensajero y a ejercitarse en la falacia ad hominem, me doy cuenta de que estas personas que no son capaces de enfrentar una idea sino solo de cuestionar a sus portadores no han sido capaces de adaptarse a una sociedad que ya no entienden.

Nacidos, criados y amamantados en mundos verticales y jerárquicos, las queratinizadas estructuras mentales de estos indivíduos no son capaces de asimilar los cambios habidos en la sociedad en los últimos 25 años y tratan de entender fenómenos de 2023 con criterios de 1973.

Me apetece hoy tratar de un aspecto de nuestra sociedad que está hoy en vertiginoso desarrollo y que subyace en los movimientos en enjambre que han surgido en la abogacía —y en otros sectores de la sociedad— en la última década. Este aspecto no es otro que el de la información descentralizada.

La descentralización es un principio que encuentra aplicación en una plétora de dominios, sin embargo, una definición clara que encapsule su esencia universalmente es difícil de alcanzar.  En esencia, la descentralización se refiere a la difusión de la autoridad, el control y el poder de una entidad o autoridad central a múltiples entidades, a menudo geográficamente dispersas.  Desafía la estructura jerárquica convencional y promueve la dispersión de la autoridad y la toma de decisiones en unidades locales o individuos.

En un marco tradicional de medios de medios de información centralizados, un número limitado de entidades poderosas, generalmente grandes corporaciones u organismos gubernamentales, controlan la producción, distribución y monetización del contenido.  Este modelo ha sido eficaz para la difusión uniforme y a gran escala de información, pero ha atraído críticas por su potencial para promover la censura, la monopolización y la información sesgada, prácticas todas ellas carísimas para los media del Consejo General de la Abogacía Española.  Este esquema jerárquico ha creado un panorama mediático en el que muchos son influenciados por unos pocos, lo que a menudo genera preocupaciones sobre la libertad de expresión, el sesgo de información y la accesibilidad de diversas perspectivas.

Por el contrario, en una estructura de medios descentralizada, ninguna entidad individual tiene el poder exclusivo de crear o distribuir contenido.  En cambio, numerosos creadores de contenido, plataformas y consumidores individuales contribuyen colectivamente al panorama de los medios.  Facilita un entorno en el que cada participante tiene el potencial de ser consumidor y creador, promoviendo la diversidad, la inclusión y la democratización.  Este marco introduce una estructura de poder horizontal, en marcado contraste con la jerarquía vertical observada en los medios tradicionales.

En el corazón de la revolución futura de los medios descentralizados se encuentran dos fundamentos tecnológicos clave a los que desde determinados sectores pretamos la máxima atención: blockchain y redes peer-to-peer (P2P).  Estas tecnologías innovadoras proporcionan la infraestructura necesaria para permitir la creación, distribución y verificación descentralizadas de contenido multimedia.

Blockchain, originalmente concebida como la tecnología subyacente para las criptomonedas, se ha convertido en una poderosa herramienta para los medios descentralizados.  Es un libro mayor distribuido que registra y verifica las transacciones de manera transparente y resistente a la manipulación.  En el contexto de los medios, blockchain permite la creación de plataformas descentralizadas donde el contenido se puede publicar, marcar con fecha y hora y validar de forma segura.  Al aprovechar los algoritmos criptográficos y los mecanismos de consenso, blockchain garantiza la inmutabilidad y la integridad del contenido de los medios, lo que mitiga las preocupaciones sobre la manipulación o la censura.

Las redes peer-to-peer, por otro lado, facilitan el intercambio directo de información entre los participantes sin necesidad de intermediarios.  Estas redes permiten a los usuarios compartir archivos multimedia, transmitir contenido y comunicarse directamente entre sí.  Las redes P2P permiten la distribución descentralizada de contenido multimedia, eliminando la dependencia de servidores centralizados y reduciendo el riesgo de puntos únicos de falla.  Este enfoque distribuido promueve la resiliencia, la escalabilidad y un mayor acceso al contenido multimedia.

Cuando se combinan, las redes blockchain y P2P forman una infraestructura robusta para medios descentralizados.  La tecnología Blockchain brinda la confianza y la transparencia necesarias, mientras que las redes P2P ofrecen los medios para una distribución eficiente de contenido.  Juntos, permiten la creación de plataformas de medios descentralizados que empoderan a los usuarios, fomentan la confianza entre los participantes y desafían el status quo de los sistemas de medios tradicionales.

Una de las fortalezas clave de los medios descentralizados radica en su capacidad para fomentar la democratización.  Al desmantelar las barreras de entrada y desafiar el dominio de los guardianes de los medios tradicionales, las plataformas descentralizadas ofrecen igualdad de condiciones para los creadores de contenido, lo que permite que se escuche una gama más diversa de voces.  Esta inclusión promueve un rico tapiz de perspectivas, ideas y narrativas que, de otro modo, podrían quedar marginadas o pasarse por alto en las estructuras centralizadas de los medios.

La transparencia es otro pilar fundamental de los medios descentralizados.  Mediante el uso de la tecnología blockchain, la verificación y auditoría de contenido se vuelven más accesibles y transparentes.  Cada transacción, modificación o distribución de contenido multimedia se registra en la cadena de bloques, lo que proporciona un rastro de evidencia inmutable.  Esta mayor transparencia ayuda a combatir problemas como la información errónea, las noticias falsas y la manipulación al permitir que los usuarios verifiquen de forma independiente la autenticidad y el origen del contenido de los medios.

Además, las plataformas de medios descentralizados tienen el potencial de fomentar una mayor rendición de cuentas.  En los medios tradicionales, las entidades centrales a menudo ejercen un control significativo sobre la narrativa y enfrentan una responsabilidad mínima por la información que difunden.  Los medios descentralizados interrumpen esta dinámica de poder al distribuir la autoridad y la responsabilidad entre los participantes.  Los creadores de contenido son directamente responsables ante sus audiencias, así como ante la comunidad en general, lo que ayuda a promover prácticas éticas, verificación de hechos y creación de contenido responsable.

Volviendo a MovimientoJ2, la coordinación en enjambre comenzó a ser posible en 2013 con herramientas pseudo P2P como whatsapp y redes de distribución de noticias como Twitter. El éxito de Brigada Tuitera confirmó que la generación y puesta en marcha de enjambres era una experiencia fácilmente reproducible en muchis sectores de la realidad con las consecuencias políticas, democráticas y sociales que es fácil apreciar. Las tecnologías blockchain y de las redes peer to peer no harán sino aumentar el potencial de estas experiencias organizadas en torno a los principios de las operaciones en enjambre en el futuro.

Y, mientras, los Sanz Fernández Lomana, las Ortega Benito y todas las estructuras momificadas en el año 1974 de nuestras corporaciones, seguirán sin entender el mundo que discurre a su alrededor y ejercerán de rémora, de lastre, de cadena, para una comunidad tan viva y creativa como la de la abogacía.

(Este artículo es en muchos puntos una simple traducción al castellano del artículo de Damilola, Lawrence «Are There Benefits in Evolving From Traditional to Decentralized Media?» publicado en Cryptopolitan el 30 de junio de 2023)


Cuando la soberanía habla

Cuando la soberanía habla

Mira el video y disfruta: ayer todo un parlamento, por unanimidad, aplaudió a un grupo de abogadas y abogados anónimos. Ayer todo un parlamento, los representantes de la soberanía popular, hablaron largo y por derecho de las miserias de la abogacía. Ayer en suma, la abogacía, esa que pertenece a todos los que la integran y no sólo a unos cuantos ególatras, recibió uno de esos homenajes que estos jamás soñarán nunca con recibir.

Pues bien, estos abogados y abogadas sin más liderazgo que una causa común a todos, estos a quienes ayer homenajeó la soberanía popular, son los mismos que hace una semana fueron ninguneados e incluso vejados por quienes dicen representarles.

La jornada fue emocionante, la prensa lo recoge, el ejemplo de unas instituciones democráticas escuchando y atendiendo a unos hombres y mujeres que acuden a ellas en demanda de ayuda devuelve la fe en el ser humano y en la democracia: la piedra que despreciaron los arquitectos ayer, en Sevilla, en el Parlamento Andaluz, se convirtió en la piedra angular.

Y hoy, reconciliado con el mundo, me levanto y reviso las cuentas oficiales de esas corporaciones que, pagadas por estos abogados anónimos, dicen representarles y veo que, como siempre, guardan el miserable silencio de quien no está capacitado para reconocer logros en nadie, de los que escupen a la luciérnaga solo porque brilla.

Dan pena y son dignos de conmiseración.

Incapacitados para la grandeza estos responsables del silencio miserable jamás gozarán de aquello de que ya gozan los abogados y abogadas J2: de un pasado que mirar con orgullo y un futuro que mirar con esperanza. De algo que contar a sus nietos con legítimo orgullo, sin dietas ni obvenciones que lo manchen: solo esfuerzo personal pagado de sus bolsillos, oficio de abogados, oficio de héroes.

Quienes hace apenas unos días despreciaron a estos abogados y abogadas, quienes les apearon la condición de compañeros, quienes tildaron su proceder de rayano en lo delictivo, quienes les negaron la presencia en su propia casa… Todos esos que olvidaron que en la abogacía nadie es más que nadie, hoy deberían recoger sus cosas y liberar a las instituciones de su presencia, de su política de ignorar cualquier cosa que no sea su obsesivo «yo-mi-me-conmigo». Esta actitud autócrata no se aguanta ni un minuto más pues es suicida; no para la abogacía —que es demasiado grande para el escaso calibre de los figurantes— sino para ellos mismos, porque jamás podrán dar ya a la abogacía otra cosa que pena.

Victoria y las témporas

Victoria y las témporas

Hay dos conceptos que, como el culo y las témporas, conviene no confundir y estos son los de información y propaganda.

No creo que sea necesario explicar a nadie lo que es un culo y, en cuanto a las témporas, básteme decir que son los breves ciclos litúrgicos, correspondientes al principio y final de las cuatro estaciones del año, consagrados especialmente a la plegaria y a la penitencia. Con esto —creo— aunque vea usted un culo a finales del adviento ya podrá usted orientarse debidamente y no tomar lo uno por las otras.

Más importante que diferenciar culos y témporas es diferenciar los otros dos conceptos de que les he hablado: información y propaganda. Citaré la wikipedia:

«De modo opuesto al suministro de información libre e imparcial, la propaganda, en su sentido más básico, presenta información parcial o sesgada para influir una audiencia. Con frecuencia presenta hechos de manera selectiva y omite otros deliberadamente para sustentar una conclusión, o usa mensajes controlados para producir una respuesta emocional, más bien que racional, respecto de la información presentada. El efecto deseado es un cambio en la actitud de una audiencia determinada acerca de asuntos políticos, religiosos o comerciales. La propaganda, por lo tanto, puede ser usada como un «arma de guerra» en la lucha ideológica o comercial.»

La propaganda ha sido una herramienta básica para los sistemas totalitarios y antidemocráticos lo cual hace particularmente repugnante su uso entre compañeros abogados.

Me explico.

Con el dinero de todos los abogados de España el Consejo General de la Abogacía Española contrata medios humanos y materiales para facilitar a aquellos «información». Publicaciones, webs, cuentas en redes sociales, son manejadas por personal contratado con la intención aparente de «informar» a los letrados y letradas y a la sociedad en su conjunto.

¿Dije «informar»?

Como cualquiera puede comprobar en los últimos tiempos varias concentraciones y manifestaciones de abogados y abogadas han encontrado eco en la prensa: los problemas con la mutualidad o con el turno de oficio han llevado a muchos letrados a concentrarse en Madrid y en sus ciudades de origen y así se ha recogido en los diversos medios de información. ¿En todos? No. El Consejo General de la Abogacía Española ha omitido deliberadamente toda información respecto a ellos. Como en los tiempos más oscuros y en los más tenebrosos sistemas totalitarios la realidad se ha ocultado en función del deseo de quienes ocupan los cargos en el Consejo.

Esta práctica es repugnante y debiera producir vergüenza y consternación a cualquiera capaz de no confundir culos y témporas.

Y no, no es que la falta de información, el acallamiento, la manipulación, el sesgo, la omisión no hayan sido deliberadas porque ayer, convocadas concentraciones por la dueña de las voces y las plumas de quienes escriben para el CGAE, todas las cuentas se lanzaron a propagar hasta lo estomagante una acción en nada diferente de las sucedidas días y semanas antes.

Usar el dinero de todos para informar en beneficio o interés de un grupo concreto de personas e intereses es una acción repugnante que tiene muy mal nombre y esto no se le puede ocultar a ningún consejero que hunda su culo en cualquiera de los asientos del sótano de Recoletos, sede de CGAE. Salvo que confunda culos con témporas, claro.

Este uso sectario, interesado, particularista, contrario a cualquier principio de información veraz y destinado en exclusiva a servir intereses de quienes controlan los medios de «información» repugna a cualquier persona con una mínima sensibilidad jurídica y democrática.

Y si debe repugnar a cualquier persona con una mínima sensibilidad democrática mucho más debiera preocupar a consejeros y consejeras de CGAE que, antes que a defender su cargo, están obligados a defender el interés de sus compañeros y compañeras salvo que, claro, confundan culos y témporas y acaben rezando y haciendo penitencia frente a las posaderas equivocadas.

Contigo no, Victoria

Cuando le pidieron a Confucio que manifestase el término que mejor caracterizaba una saludable vida en sociedad, dicen que Confucio contestó:

—Reciprocidad.

Hoy recordamos que Ortega Victoria convoca para mañana manifestaciones en toda España «para que la justicia se active» sin decirnos ni cómo quiere que se active ni cómo exigen los manifestantes «que se active».

—¡Ojalá que llueva café!
—¡Y dos huevos duros!

Y Victoria llama a que apoyen la manifa a esos abogados y abogadas a los que ella no apoyó cuando se concentraron en Madrid por la mejora de las condiciones del turno de oficio. Y Victoria llama a que apoyen la manifa a esos abogados y abogadas a los que ella no apoyó cuando se concentraron en Madrid para protestar por sus pensiones miserables. Y Victoria llama a que apoyen la manifa a esos abogados y abogadas a los que ella no apoyó cuando se concentraron en la puerta de sus juzgados reclamando dignidad para el turno.

Porque Victoria tiene la santa barra de pedir apoyo a esos y esas a quienes ella les ha negado hasta un lugar en esos «medios de comunicación» que le pagamos todos los colegiados. Si hubo manifestaciones en Madrid y en España ella lo ocultó porque los medios que pagamos todos Victoria no los tiene para informar sino para incensarla.

Y ahora Victoria pide apoyo a quienes ella negó lo que en justicia les correspondía.

Y yo no voy a ir.

No sé si Victoria lo entenderá o no, de hecho no sé siquiera si Victoria ha leído alguna vez a Confucio.

Ojalá que llueva café

Los políticos son una máquina inacabable de producir mensajes vacíos formalmente irreprochables, eso sí.

—¡¡Por la paz en Ucrania!!

Vale, sí, eso lo queremos todos, pero ¿cómo quieres lograrlo? ¿quieres que se rinda Ucrania? ¿O quieres que se rinda Rusia? ¿quieres mandar armas a unos u otros? ¿o prefieres dejar sin suministros a unos a otros o a ambos?

Pedir la paz es la tipica vaciedad que nadie puede criticar y que, ante los incautos, puede incluso otorgarte una cierta pátina de hombre/mujer de estado; pero pedir la paz sin decir cómo lograrla es algo tan inane como pedir que llueva café.

—¡¡Contra el paro fomentaremos el empleo!!

Que sí chavales, que sí, que el paro es malo y el empleo bueno, que eso lo sabemos y lo queremos todos; lo que necesitamos no es alguien que nos diga que el empleo es bueno sino alguien que tenga voluntad, buenas ideas y un plan para conseguirlo.

Tras seis meses de huelga de la justicia (seis), tras medio año con los juzgados casi paralizados, ahora la abogacía institucional ha descubierto que es mejor que la justicia funcione a que esté parada, un descubrimiento genial al que nadie sino un genio podría haber llegado.

Y es por eso que ahora, tras seis meses de huelgas, cuando la abogacía real está en la calle y manifestándose por la insoportable situación económica, viene la abogacía institucional a decirnos que hemos de manifestarnos «para que se reactive la justicia».

Ojalá que llueva café.

Vamos a ver, líderes, lideresas y lideresos, pues claro que todos queremos que la justicia funcione, como todos deseamos la paz en Ucrania o el pleno empleo, eso es una obviedad, pero lo que se exige de quien lidera una protesta es que fije su plan para conseguir que llueva café si es que es café lo que pide.

¿Quieren ustedes que el gobierno se siente a negociar? ¿Cómo es que entonces no presiona usted en pleno periodo electoral para que lo haga? ¿quiere usted que los funcionarios levanten la huelga? ¿Por qué no lo dice explícitamente y traslada a la opinión pública los perjuicios que la huelga causa?

Hacer una manifestación «porque la justicia funcione» es tan inútil como hacer una manifestación «contra el hambre en el mundo»; si quieres acabar con el hambre comienza por recolectar alimentos.

Ocurre que, tras seis meses de manifestaciones de una abogacía harta, seis meses durante los cuales el Consejo General de la Abogacía Española ha preferido mirar hacia otro lado, meter la cabeza en el suelo para no ver y hasta boicotear las legítimas manifestaciones de abogados y abogadas, ocurre que, tras todo eso, la líder del CGAE y sus corifeos se han dado cuenta de que han perdido toda iniciativa entre la abogacía real, que los deseos y aspiraciones de la abogacía ya no los representa ni los canaliza CGAE, que, desde hace cinco años, desde que Victoria Ortega Benito preside el Consejo, este organismo se ha convertido en el imaginario de los abogados y abogadas reales más en un problema que en una solución.

CGAE no produce ideas y si las produce son desactivadas por su cúpula, más preocupada en ocultar dietas, escándalos presupuestarios y obvenciones poco justificables que en solucionar los problemas que afectan a la mayoría de abogados y abogadas de España.

Ahora, pidiendo que «se reactive la justicia» (pidiendo que llueva café) una petición tan blanca y pura que todo el mundo debe estar de acuerdo, pretenden aparentar recuperar una iniciativa que perdieron hace mucho. En realidad tras la manifestación convocada no hay ningún plan para acabar con la huelga y ni siquiera este es el objetivo perseguido por la líder y sus corifeos; el objetivo es otro mucho menos beatífico y menos confesable: el objetivo es presentar las movilizaciones como una muestra de capacidad de liderazgo y poder así mantenerse en una presidencia sin más fin que la autocomplacencia y el onanismo institucional.

Seis meses de huelga para la abogacía

Van a cumplirse seis meses de que se iniciasen las huelgas en la administración de justicia, medio año, pues, de paro en uno de los servicios esenciales del estado.

En estos seis meses todos han perdido pero, de entre todos los que han perdido, abogados y procuradores son probablemente los colectivos más perjudicados. ¿Imagina usted que su empresario cerrase la empresa seis meses? ¿imagina usted que el dinero del que vive se retrasase seis meses en llegar?

Ciertamente todos los administrados —unos más, otros menos— sufren con esta huelga pero la situación de abogados y procuradores es llamativa por dramática.

Mientras los representantes de los funcionarios se encierran en el ministerio para tratar de forzar el fin de la huelga, la «representante» de los abogados no se encierra ni en el piso cuyo alquiler a nuestro pesar le pagamos todos, sigue con su vida festiva de entregas y recepciones de medallas y condecoraciones, sigue cobrando sus dietas y obvenciones aunque los abogados no cobren, sigue en silencio absoluto sobre los problemas de jubilación o de la infamia de los pagos del turno de oficio aunque los abogados griten por las calles. Ella no ve nada, no oye nada, el de los abogados, para ella, es un mágico mundo de colores como en las películas de Disney.

La «representante» de abogados y abogadas en lugar de usar las redes sociales —los periodistas y community manager que todos le pagamos— para defender la actuación o la imagen de un decano acusado de defender a sus compañeros, prefiere usarlas en la autoalabanza, la autosatisfacción y en el onanismo institucional, como si esos medios que se le pagan estuviesen para servirla a ella y no a los abogados y abogadas de España que las pagan.

El problema de abogados y abogadas no es que no funcionen los juzgados y sus ingresos bajen, su problema no es que, por no prestarles nadie, ni siquiera su «representante» les presta atención. La «representante» parasita el cargo, lo sangra con abundantes sinecuras y mantiene en silencio oficial a una abogacía que se muere de inanición.

A nadie se le oculta esto ya, lo que nadie entiende es que, siendo esto un estado de oponión generalizado, exista todavía un importante núcleo de consejeros que la mantienen en el solio con abundantes muestras de reverencia y pleitesía.

Esos consejeros y su conducta son el misterio que se esconde tras las difícilmente calificable conducta de la «representante». A desentrañar el por qué de su incomprensible conducta habrá que dedicar algún próximo post.

La abogacía en peligro

Esta tarde, con un acto protocolario concebido a la mayor gloria de la presidenta, comienza el congreso que organiza cada cuatro años la abogacía institucional. Dolida por las críticas a la ilegalidad del Congreso de Valladolid y la respuesta de la Abogacía Real con su Congreso de Córdoba este año —por fin— la abogacía institucional recobra el formato —bien que teledirigidamente— deliberativo.

Las ponencias básicas que se proponen son cuatro:

Intermediación y nuevos modelos de negocio, que presenta Francisco Caamaño ex-ministro de justicia del PSOE.

Defensa de Derechos y Libertades hoy, que presenta Jesús Remón Peñalver, presidente del despacho «Uría y Menéndez».

Avances y desafíos de la regulación deontológica, que presenta José Ramón Chaves, Magistrado y

Especialidades y formación legal continua que presenta María Emilia Casas, también magistrada.

Como ven ninguna de las ponencias se relaciona con los temas que han movilizado a la abogacía real en fechas pasadas y, como pueden ver también, entre los ponentes hay magistrados, exministros y un sólo abogado pero, es preciso decirlo, un abogado de gran despacho, una forma de ejercicio profesional ajena al ejercicio del 85% de los abogados y abogadas que ejercen en España; la abogacía real, la que ejercemos usted y yo, queda olvidada.

Por supuesto que ninguna ponencia se llama «turno de oficio» ni nada parecido, si se llega a hablar de esto es porque participantes con especial compromiso, abogados reales, lo han introducido a base de comunicaciones.

Miren, hace tiempo ya que sabemos —pues lo dijeron representantes de grandes bufetes— que vamos a una abogacía dual compuesta de unos pocos ganadores y de muchos perdedores que apenas si podrán subsistir, pero de esto, claro, no se hablará en el Congreso.

Todos sabemos que el juego está amañado pero ¿cómo han logrado —cómo  hemos dejado— amañar las reglas del juego para hacer que una profesión,  no hace tanto digna, se vea sometida a una tensión tan extrema como la  que vivimos en los últimos años? ¿Cómo es posible que esta profesión que hasta hace unos años permitía una vida digna haya sido degradada al nivel de la pura subsistencia?

Los ejemplos serían muchos pero el ejemplo de lo ocurrido con las aseguradoras y el baremo es suficientemente ejemplificativo. Ahora, en plena defensa de los consumidores en el mundo de las hipotecas, el posicionamiento sistemático de los diversos gobiernos y aún de alguna institución que se dice defensora de los abogados, ha sido incuestionablemente favorable a las entidades financieras.

El nivel de vida en España, desde 1995, ha subido en casi un 300%  pero la situación de los abogados ha empeorado notablemente en esos  mismos años como consecuencia de sucesivas reformas que,  perjudicando a consumidores y ciudadanía en general, han beneficiado  fundamentalmente a corporaciones y grandes empresas. Hoy España, con un PIB tan sólo un 24% por debajo de Alemania, tiene unos salarios un 54% por debajo.

Si esta abogacía que nosotros, el 85% de los abogados y abogadas de  España, representamos se sigue desintegrando ¿cual será el futuro de los ciudadanos y ciudadanas de España? ¿Entregarán sus esperanzas de  justicia y su futuro en manos de corporaciones mercantiles supuestamente jurídicas en cuya cartera de clientes serán no más que el último de los números? ¿Serán eficazmente representados por unos pocos bufetes  entregados a la defensa de los intereses superiores de sus cuentas más  importantes en cuanto a pago de honorarios?

Hay una riqueza que crea poder político y un poder político que a su  vez modifica las reglas que crean la riqueza. No solo hablamos de  financiación de campañas electorales, de elaboración de informes o  borradores de leyes, al final del camino siempre están las sempiternas  puertas giratorias. ¿Dónde  crees que fueron importantes cargos gubernamentales de todos los  partidos como Soraya Sáez de Santamaría —vicepresidenta del Gobierno—,  Rafael Catalá —Ministro de Justicia del PP— o Caamaño —Ministro de  Justicia del PSOE— cuando abandonaron el gobierno? Exacto, lo has  adivinado, a grandes firmas jurídicas. ¿Qué poder y qué capacidad de  influencia crees que acumulan esas firmas que prevén que tú, abogado  independiente, acabes en un mundo low-cost uberizado?

Y es esta abogacía real, esta abogacía de las personas, la única por la que me parece que merece la pena vivir y morir, la que es relegada a segundo plano en el Congreso que hoy empieza y donde los papeles protagonistas son entregados a gentes ajenas a ella.

Pero sé que han ido allá abogados de verdad que tratarán de colar en los debates su palabra ruda aunque tampoco importa si no lo logran, porque la abogacía real hace tiempo que ha aprendido que puede reunirse y trabajar por ella misma, que puede organizarse, aunar esfuerzos y vencer.

Es tiempo de valientes.

Vamos.

El primer problema de la abogacía

La función de una manifestación es visibilizar, dar a conocer, difundir («manifestar» en suma) una situación.

La apoya quien la difunde, quien la hace visible, quien la hace llegar a su entorno.

La boicotea quien la silencia, la tapa, la oculta o hace como que no hubiera ocurrido.

Y ahora analicemos lo ocurrido ayer.

Ayer hubo una manifestación importante en Madrid en defensa del turno de oficio y durante todo el día jueces, fiscales, funcionarios y muchas otras personas mostraron su apoyo a las reivindicaciones de quienes manifestaban. El decano y el Colegio de Madrid ofrecieron apoyo a los manifestantes y difundieron en redes sociales la protesta y sus reivindicaciones. Varias cadenas de TV nacionales y autonómicas informaron de la manifestación y en redes sociales la noticia se difundía con intensidad. Pero…

Sólo hubo una persona y una corporación que ignoraron por completo lo que estaba sucediendo y no ofrecieron —ni aún hoy ofrecen— ningún tipo de información sobre la manifestación ni apoyo a la misma en sus redes sociales:

La corporación es el Consejo General de la Abogacía Española
La persona es Victoria Ortega, presidenta del Consejo General de la Abogacía Española.

Las cuentas en redes del CGAE y de Victoria Ortega, gestionadas por un community manager pagado por todos los colegiados de España, guardan un silencio ominoso, delator, vergonzante y culpable. El Consejo General de la Abogacía Española tiene, además, un departamento de prensa que, a pesar de costar mucho dinero a los abogados, guarda también un ominoso silencio y podemos inferir por orden de quién.

Si la misión de una presidenta del CGAE no es estar al lado de sus compañeros ¿cuál es entonces? Si la misión de los medios de comunicación del CGAE no es informar de la actualidad del mundo de la abogacía ¿cuál es su función entonces?

¿Por qué estos órganos en lugar de apoyar la protesta trabajan por diluirla y taparla y en sula la boicotean?

Victoria Ortega no debe seguir un segundo más ocupando el puesto de presidenta del Consejo General de la Abogacía Española y los decanos que la apoyan debieran tomar nota de la conducta de los decanos que ayer estuvieron donde había que estar y repasar a qué intereses sirven manteniéndola en el cargo.

Ella es el primer problema.