Hace dos post les hablaba de que el fenicio —como el resto de lenguas semíticas— escribe sólo las consonantes mas no las vocales.
Les ponía en ejemplo de mi ciudad 𐤒𐤓𐤕 (QRT «ciudad») pero pude ponerles el de Cádiz 𐤂𐤃𐤓 (GDR «recinto murado») o también Málaga 𐤌𐤋𐤊𐤀 una secuencia que se translitera como MLK’, aunque en el caso de Málaga hay interesantes problemas de error en la traducción.
—Oiga, usted en el post sobre el nombre de su ciudad nos dijo con toda claridad que la secuencia MLK significa «rey» con toda claridad y nos puso el ejemplo del dios fenicio MeLKaRT al tiempo que nos decía que las secuencias MLK + KRT podían traducirse como «El rey de la ciudad». Si «MaLaKa» incorpora la secuencia MLK parece evidente que su nombre significa «Rey».
—Bueno… Hay algún problema del que entonces no le hablé pero que creo que hoy puedo tratar de aclarar.
Lo de escribir sólo las consonantes tiene algunos problemas el más famoso de los cuales es, sin duda, el nombre del mismo Dios de la Biblia.
Estoy seguro que casi todos ustedes saben que Dios en hebreo se escribe con las letras YHWH, el llamado «tetragramatón», lo malo es que, al no saber qué vocales hay entre las consonantes, lo mismo podemos escribir «YaHWeH» que «YeoHWaH». La prohibición judía de pronunciar el nombre de dios hace que, aunque sepamos escribirlo, no sepamos pronunciarlo.
—Oiga ¿y eso qué tiene que ver com Málaga? Es obvio que pone MLK y eso es «rey».
—Bueno, sí y no, déjeme que le cuente una historia que hay en la Biblia y ya luego usted decide.
No le negaré que MLK significa generalmente rey y que donde usted vea esa secuencia puede suponer que se habla de un rey, ya sea su nombre MaLaKias, abiMeLeK, MeLKaRT, MoLoK o MeLKisedeq, Melquisedec, Melkisetek o Malki Tzedek (en hebreo: מַלְכּי־צֶדֶֿק, traducido como ‘mi rey de justicia’).
Con esto no debería haber duda pero ese MLK de Málaga ¿es rey, reina o alguna otra cosa? Es aquí donde me viene al pelo la historia de la Biblia de que quería hablarles y que da nombre al post. Permítanme que se la cuente.
Como seguramente saben en la Biblia se relata, en I Reyes 10 y II Crónicas 9, que una cierta Reina de Saba (actual Yemen, por entonces Arabia Félix) visitó al Rey Salomón portando grandes regalos de su tierra. Esta Reina de Saba cuyo nombre no menciona la Biblia aparece más tarde de forma relevante en el Corán y, en el libro sagrado de la iglesia ortodoxa etíope, llega a afirmarse que tuvo un hijo con Salomón.
Sin embargo no todo es tan claro. Indudablemente MLK es rey y su forma femenina es MLKT (la desinencia T marca el femenino igual que en idioma egipcio) que es como la menciona la Biblia (מַלְכַּת שְׁבָא Malkaṯ Šəḇāʾ) aunque no puede descartarse que la historia de la Reina de Saba no sea más que una leyenda derivada de un hecho real cual sería la llegada a Israel desde Saba de una caravana oficial, una delegación de comercio diplomático, o una figura simbólica que representa a un grupo mercantil poderoso (por ejemplo, los sabeos controlaban el comercio de incienso y especias) pues el título MLKT (forma femenina de MLK en hebreo) podría haberse malinterpretado como una reina literal, cuando en realidad se refería a un «dominio» o «reino» en sentido institucional.
Como ven ningún idioma se libra de la anfibología y MLKT no necesariamente es traducible como reina.
Sin embargo, en el caso de Málaga la Bella, hay datos adicionales pues a la vieja MaLaKa el mismísimo Estrabón la llamó «princesa entre las demás de esta costa». También las monedas encontradas representan con reiteración a un dios, posiblemente MeLKart, dios de Tiro, lo que sugiere que el étimo real se halle en lo profundo del nombre Málaga.
Así pues la tierra del Piyayo y el cenachero fue, si su nombre no nos engaña y yo creo que no lo hace, antes que otra cosa reina o princesa y, dicho esto, tengo para mí que le cuadra bien el nombre a la ciudad de la manquita.
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Hispania y Fenicia
Dicen que fueron los fenicios los que pusieron nombre a España llamándola Hispania nombre que parece derivar del término ऀउऎऐऍउ (ʾyspny). Este se ha interpretado, ya desde antiguo como ʾy-spn-y, significando «la isla o península de los damanes» (un bicho ungulado lejanamente parecido al conejo bastante abundante en Canaán), por la supuesta riqueza en conejos de estas tierras, que los fenicios habrían asimilado o confundido con aquellos. La explicación deja muchos cabos sueltos: confundir un damán con un conejo es un error grave porque el damán tiene muy mala leche y ataca, aparte de tener voz poderosa y no conocer yo ninguna receta libanesocananea para comerlo.
Por su parte, según Cunchillos, en su Gramática fenicia elemental (2000), la raíz del término span es spy, que significa «forjar o batir metales». Así, ʾy-spn-ya sería la «la tierra en la que se forjan metales», lo cual, a mí, me parece más creíble dada la afición fenicia al metal tartésico o de la Sierra de Cartagena-La Unión.
Hoy, para investigar la cuestión en profundidad, me he gobernado un conejo al ajillo y estaba cojonudo; nada que ver con el damán, lo que prueba más allá de toda duda que los primeros fenicios que vinieron a España vinieron a por los metales de Tartessos, por la plata de Cartagena y por los michirones de la Bodega Lloret en La Unión.
El conejo al ajillo de hoy y los barcos cargados de lingotes de plomo de La Unión que guardamos en nuestros museos así lo atestiguan.
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La Virgen del Carmen

Hoy, según entraba con un cliente a la Ciudad de la Justicia de Murcia, nos hemos tropezado con un vendedor de cupones de la Organización Nacional de Ciegos que voceaba muy afinadamente tener para hoy «La Virgen del Carmen».
Mi cliente, que andaba preocupado, ha murmurado entre dientes «esa me hace falta a mí, la Virgen del Carmen…». No soy supersticioso ni aficionado a las loterías, pero, como el deseo de mi cliente era cumplible por sólo un euro con cincuenta, he decidido comprarle al vendedor «La Virgen del Carmen» mientras me alegraba de que los números de lotería aún se vendan así en mi entorno.
Fue Camilo José Cela en 1951 quien, en un trabajo titulado «Nombres que dan los ciegos de Cartagena a los números de su lotería», llamó la atención sobre la forma que en esta parte de España tienen de venderse y vocearse los números. Corrigiendo a Cela debo decir que no sólo en Cartagena los números se vocean de esta forma, pues esta costumbre alcanza por el norte a la comarca de Elche y la Vega Baja del Segura y por el Sur hasta Almería, ya saben, la vieja Spania bizantina.
Muchas veces he tratado de encontrar sentido a los apodos de los números pero les aseguro que no es fácil. Que el «1» sea «El Galán» y el «8» sea «La Dama» hacen totalmente lógico que el «81» sea «El Casamiento» (el matrimonio) y, por lo mismo, resulta incomprensible que el «18» sea «El ramillete». Por qué «España» sea el «20», «Francia» el «21» o «Aragón» el «29» me parece absolutamente arbitrario y, por más que he investigado, no he descubierto que en el año «54» («El cólera») hubiese ninguna epidemia en Cartagena ni alrededores ni en el «93» («La Revolución») se produjese ninguna insurrección; debo seguir investigando, pues.
El apodo de otros números se debe a cierto parecido con objetos de la realidad; dejo a su imaginación averiguar por qué el «77» son «Las banderas» o, más escatológicamente, el «86» es «La con perdón» o el «88» es «Las mamellas».
Si usted oye a un vendedor de cupones o loterías gritando «¡Me queda la con perdón, las mamellas y el agüelooooooo…!» no lo dude usted un segundo, está en el sureste de España.
Debo confesar que me agrada oír a los vendedores gritar esta jerigonza y ver a las abuelas comprar el «39» si han soñado con toros o el «34» si ha soñado con patos (no se equivoque, el «22» por aquí es «La Poma» o «la manzana») y, sobre todo, me agrada oír a quienes los vocean con el estilo canoro de la antigua escuela, en especial a las viejas y sus tonos agudísimos de voceo que, desgraciadamente, ya no quedan.
En fin, que les dejo, y que si hoy sale «La Virgen del Carmen» ya les invito yo a unas cañas.

