La primera sentencia de la historia

La primera sentencia de la historia

La historia comienza cuando el ser humano inventa la escritura y es por eso que a todo ese larguísimo período de tiempo en que la humanidad no fue capaz de escribir le llamamos pre-historia.

Fue en Sumeria (actual Irak) donde, en algún momento entre el cuarto y el tercer milenio antes de nuestra era, se inventó la escritura y es por eso que la mayoría de las cosas que ocurren por primera vez en la historia ocurren en Sumeria, la tierra de los «cabezas negras».

Sí, la historia empieza en Sumeria como dijo Samuel Noah Kramer, quién tituló así su libro más famoso y es por eso que si ustedes quieren saber cuándo algo ocurrió por primera vez en la historia han de mirar hacia Súmer.

A mí, que soy jurista, por ejemplo, puede interesarme conocer la primera sentencia de la historia y a poco que investiguemos la hallaremos escrita en caracteres cuneiformes en una tablilla de barro hallada en la antigua ciudad de Nippur.

El asunto era complejo, tres hombres habían asesinado a un cuarto y, por razones desconocidas, confesaron su fechoría a la mujer del asesinado la cual calló y no denunció a los criminales. La tablilla de la sentencia dice así:

«Nanna-sig, hijo de Lu-Sin, Ku-Enlil, hijo de Ku-Nanna, barbero, y Enlil-ennam, esclavo de Adda-kalla, jardinero, han asesinado a Lu-Inanna, hijo de Lugal-apindu, funcionario nishakku. Después de haber dado muerte a Lu-Inanna, hijo de Lugal-apindu, dijeron a Nin-dada, hija de Lu-Ninurta, esposa de Lu-Inanna, que su marido Lu-Inanna había sido asesinado. Nin-dada, hija de Lu-Ninurta, no abrió la boca; (sus) labios permanecieron cerrados. Este asunto fue (entonces) llevado ante el rey en Isin, (y el rey Ur-Ninurta ordenó que el asunto fuese examinado por la Asamblea de Nippur».

Como vemos el asunto lo resolvió un jurado y la cuestión central a dirimir era qué pena había de corresponder a la mujer de la víctima que, conocedora de la comisión y la autoría del crimen, calló y no denunció. En un principio varios de los miembros de la asamblea querían condenarla a muerte junto con los asesinos pero en un momento dado dos hombres justos (los primeros abogados de la historia) tomaron la palabra y dijeron esto que la tablilla recoge:

«Estamos de acuerdo en que el marido de Nin-dada, hija de Lu-Ninurta, ha sido asesinado, (pero) ¿qué ha (?) hecho (?) la mujer para que se la mate a ella?». (Entonces,) los (miembros de la) Asamblea de Nippur, dirigiéndose (a ellos), dijeron: «Una mujer a la que su marido no mantenía (?), aun admitiendo que ella haya conocido a los enemigos de su marido y que (una vez) muerto su marido se haya enterado de que su marido murió asesinado, ¿por qué no habría de guardar silencio (?) a propósito (?) de él? ¿Es, por ventura ella (?) la que ha asesinado a su marido? El castigo de aquellos (?) que lo han asesinado (realmente) debería bastar».

Finalmente los tres hombres fueron entregados al verdugo mas la mujer escapó a la pena capital.

Es la primera sentencia, el primer precedente jurisprudencial de la historia.

Hipotecas, zorras y gallinas

No habían pasado ni unas pocas horas desde que ayer se publicase la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre las cláusulas suelo, cuando hizo su aparición en escena el ministro de justicia de España y algún representante de la oposición para decir lo normal en estos casos: que acataban la sentencia, naturalmente, y que como ciudadanos responsables que eran exigían de los bancos y cajas un comportamiento ajustado a la misma con carácter inmediato.

¿Fue así? Esperen… ¡Ah no!

No, perdón, esto es España, lo que les he contado es lo que hubiese sucedido en un país normal. Aquí quienes aparecieron en escena lo que pidieron no fue que bancos y cajas cumpliesen con los dictados de la sentencia, lo que pidieron urgentemente es que se constituyese un arbitraje que rearbitrase los arbitrios y determinase como cumplir lo que no hay ninguna duda de cómo se debe cumplir: pagando. Porque lo de pagar ni lo mencionaron, hablaron eso sí de que «había que alcanzar pactos» como si a estas alturas y después de la sentencia hubiese algo que pactar. No se les vió alegres de que la sentencia salvaguardase los derechos de los ciudadanos y sí se les observó ciecunspectos. Comunicación no verbal la llaman quienes de esto entienden.

Uno recuerda tiempos muy recientes, cuando 517 familias de media al día eran lanzadas a la calle por falta de pago en el primer trimestre de 2012. No recuerdo que desde el gobierno se pidiese con urgencia ningún «arbitraje» o «pacto» que impidiese aquella sangría que aún hoy, bien que más moderadamente, prosigue. No recuerdo tampoco que los bancos se apiadasen de padres y madres de familia en paro a quienes lanzaron a la calle junto con sus hijos y sin contemplaciones.

Luego hemos sabido más cosas. Hemos sabido que diversos bancos manipularon el euribor para hacer que los hipotecados les pagasen más. Hemos sabido también que estos bancos y cajas titulizaron las hipotecas para venderlas a fondos sin anotar esas ventas en el registro. Y hemos sabido también que, en uno de los países con mayor proporción de población reclusa de europa, quienes nunca están entre esa población son quienes han desangrado con los medios antes narrados a las familias españolas.

Si hacen memoria verán que la solución nunca ha venido de nuestro gobierno sino de fuera de nuestras fronteras. En 2013 hubo que modificar la ley no porque al gobierno le hubiese preocupado hasta entonces hacerlo sino porque una sentencia europea le obligaba a ello. El gobierno no trabajó para obtener aquella sentencia, el gobierno no trabajó en defensa de sus ciudadanos, quienes trabajaron fueron esos desconocidos a quienes llaman «operadores jurídicos» y que en realidad no eran más que un abogado, un fiscal y un juez que cumplieron con su deber.

Ahora vuelve a pasar lo mismo. No es que el gobierno haya peleado denodadamente en Europa en defensa de los derechos de los ciudadanos, no, más bien al contrario; si por algo ha trabajado el gobierno ha sido por lo contrario. Pero aquí -de nuevo- oscuros «operadores jurídicos» (personas que cumplen honradamente con su deber) han vuelto a tirar abajo todo el chiringuito de mentiras e injusticias de unos «actores políticos» que defienden más a quienes les financian las campañas electorales que a quienes les votan.

Ayer la sentencia podría haber sido desfavorable para los intereses de los ciudadanos que pagan o han pagado préstamos hipotecarios y habríamos seguido como hasta ahora, sin que el gobierno pidiese arbitrajes o martingalas de ayuda para nadie. Pero la sentencia fue favorable y bastaron minutos a los representantes del gobierno y algunos partidos para salir en tromba a pedir árnica, emplastos y cataplasmas para quien se ha llevado impunemente el dinero de las familias españolas.

Ustedes me van a perdonar, tengo memoria, y en todo este asunto de las hipotecas no he visto al gobierno estar nunca del lado de los ciudadanos sino del de las entidades financieras; si alguna ayuda han tenido los ciudadanos les ha venido de más allá de los Pirineos y, ahora que Europa les dice a los bancos que devuelvan lo indebidamente cobrado, resulta muy poco edificante ver al gobierno y a algunos partidos solicitar antes árnica que el cumplimiento estricto de las sentencias.

Lo de las cláusulas suelo no se va a resolver con una firma en el banco y con el regalo de una batería de cocina o de una cubertería. Es mucho dinero el que han cobrado indebidamente, no permita que, ahora, en el corral de las hipotecas, pongan a las zorras a cuidar a las gallinas. Haga usted que le devuelvan lo que es suyo desde el primer euro y hasta el último; ellos, tenga la absoluta seguridad, lo harían así aunque para lograrlo hubiesen de ponerle a usted y a sus hijos en la calle. Lo tienen muy bien acreditado.