El primer hombre de la historia

El primer hombre de la historia

Hace ya un tiempo les hablé de la primera mujer de la historia cuyo nombre se conoce, la sacerdotisa y poeta Enheduanna.

Tras hacerlo pensé que, quizá, no estaría mal investigar quién fue el primer hombre conocido de la historia y hoy la suerte me ha favorecido: el pasado 17 de agosto el Daily Mail informaba de que, en Londres, se había subastado una tableta de arcilla sumeria (de Uruk) en la que aparecía la primera firma reconocida de la historia. El adquirente pagó 175.000£ (195.000€) por esta tableta de arcilla de 8 por 8 centímetros.

Que documentos como este anden en manos privadas y no en museos a disposición de la humanidad es algo en lo que prefiero no entrar ahora por no perder el buen humor, aunque esto es algo que merece una reflexión seria. Pero sigamos.

En la fotografía están marcadas las dos sílabas que componen el nombre del firmante de la tablilla: Ku-Sim. Al revés que Enheduanna, cuyo nombre ya no se usa, Ku-Sim es todavía un nombre popular en Mesopotamia.

Y si la primera mujer de la historia era poeta ¿a qué podía dedicarse el primer hombre conocido de la historia?

Conociendo la condición masculina no es difícil imaginarlo.

La tablilla de barro tiene 5000 años (datada en el 3100 AC) y el primer documento de la historia firmado por un hombre contiene…

Una receta para hacer cerveza.

Nihil novum sub solem.

El Primer Legislador

La estatua representa a Gudea, el más célebre de los príncipes de la ciudad-estado de LagashLos juristas solemos citar el Código de Hammurabi como el primer texto legal y al propio Hammurabi como el primer legislador pero la realidad es que esto no fue así.

La realidad es que antes de que el babilónico Hammurabi escribiese su famoso código (1728 ANE) un gobernante de Uruk llamado Ur Nammu promulgó un código (2100ANE) que se le adelantó en casi cuatrocientos años.

Aunque el Código de Ur-Nammu es el texto más antiguo que ha llegado hasta nuestros días sabemos, sin embargo, que existieron textos legales anteriores y siguiendo ese rastro llegamos al, hasta hoy, considerado como el legislador más antiguo del mundo: Urukagina, gobernador de la ciudad-estado de Lagash una de las más antiguas de sumeria.

Apenas conocemos el contenido del código de Urukagina pero, por referencias y citas encontradas, sabemos que el Código de Urukagina concedía exención de impuestos a los huérfanos y viudas; obligaba a la ciudad a pagar los gastos de los funerales; decretaba que los ricos debían pagar con plata sus compras a los pobres y prohibía obligarlos a vender. Gracias a estos conocimientos, tradicionalmente, se ha presentado a Urukagina como el primer ejemplo registrado de un reformador social que trató de lograr un mayor nivel de libertad e igualdad. Limitó el poder del sacerdocio y de los dueños de grandes propiedades, tomó medidas contra la usura y los controles onerosos, el hambre, el robo, el asesinato y ataque a la propiedad de las personas y a las personas. En los textos se lee que:

“Urukagina ha acordado con el dios Ningirsu que la viuda y el huérfano ya no estén a merced del hombre poderoso”.

Sin embargo no parece que todas las reformas de Urukagina puedan ser bien vistas con nuestra mentalidad contemporánea pues, entre las reformas que acometió, estuvo una que debió de causarle bastantes quebraderos de cabeza: la prohibición de la poliandría. Urukagina ordenó lapidar a la mujer que mantuviese la antigua costumbre de contraer matrimonio con varios varones pero… No se han encontrado, al menos todavía, referencias que permitan saber si Urukagina previó algún castigo para los hombres que contraviniesen el mismo mandato.

En todo caso hay que reconocer a Urukagina la condición, hasta el momento, de primer legislador conocido y, sobre todo, que fue en una de las tablillas de arcilla que se escribieron durante su gobierno donde apareció por primera vez en la historia y escrito en caracteres cuneiformes un concepto que, desde entonces, ha acompañado a la humanidad: Ama-gi; es decir, «Libertad». Quédense con ello.

Libertad (concepto) escrito en caracteres cuneiformes.