¡Esos son del B6!

¡Esos son del B6!

El submarino B6 era el orgullo del arma submarina española. En 1927 había batido el récord mundial de permanencia en inmersión al permanecer sumergido 72 horas, para entonces una hazaña increíble.

El sumergible, de aquella, lo mandaba el teniente de navío Pablo Ruíz Marcet pero, para el diario «La Voz de Guipúzcoa», el papel más llamativo de la gesta correspondía a un «morrosko» eibarrés, Domingo Zenarruzabeitia, experto levantador de piedras y que había asombrado a la tripulación levantando en el Arsenal de Cartagena más de 300 kilos de metal. Su amigo y compañero de tripulación, el donostiarra Pedro Garín, contaba que, en uno de los peores momentos de la inmersión y con el ambiente ya muy cargado de CO2, se hizo preciso machacar unas piedras de potasa para depurar el aire, cosa que el bueno de Domingo Zenarruzabeitia hizo durante dos días usando dos lingotes de 50 kilos cada uno. Dicen que durante el trabajo nunca dejó de sonreír.

Otro de los tripulantes destacados del sumergible, según el diario citado, era la mascota del submarino: un canario extremadamente sensible al enrarecimiento del ambiente y en el que la tripulación confiaba más que en los aparatos detectores.

Aclara «La Voz de Guipúzcoa» que lo que más halagaba el amor propio de la tripulación —según contaba Pedro Garín— «era el interés que despertábamos en las calles de Cartagena. Nada puede satisfacernos tanto como el oir a nuestro paso la frase: «Ese es del «B6″».

El fin del B6 sin embargo fue mucho menos alegre y mucho más dramático. El B6, junto con el resto de la flota submarina española, permaneció leal a la República; sin embargo buena parte de la oficialidad era férrea partidaria de los sublevados y esta fue la causa de su fin.

El 15 de septiembre de 1936 zarpó el B6 de Cartagena con destino a Bilbao. Había sido “recuperado” para mandarlo el alférez de navío Oscar Scharfhausen Kebbon, un conocido partidario de los sublevados pero que, ante la falta de oficiales cualificados, fue puesto al frente del sumergible si bien bajo la vigilancia, como segundo, del maquinista Juan Cumbrera.

Benito Sacaluga” en su blog, cuenta que el 19 de septiembre de 1936, tras diversas maniobras sospechosas del comandante Scharfhausen, este logró sabotear el barco dejando abierta la válvula del acústico, de forma que hizo creer a la tripulación que el submarino se estaba hundiendo y provocó de este modo su salida a superficie.

Allí le esperaban los bous armados “Galicia” y “Ciriza” que abren fuego contra el sumergible. No obstante su inferioridad este respondió al fuego con su único cañón de cubierta y lo hizo con tal precisión que alcanzó al “Galicia” varias veces causándole daños y bajas pero, cuando se disponía a cañonear al “Ciriza”, apareció a toda máquina el destructor «Velasco» contra el que, en superficie, nada podía hacer el submarino el cual, pronto, recibió un cañonazo que destrozó su sala de máquinas poniéndolo fuera de combate.

La única forma de entregar un submarino al bando contrario fue la elegida por Scharfhausen: salir a superficie en medio de tres barcos adversarios. El submarino no podía pelear en superficie contra estas unidades que, de haber estado sumergido, jamás le hubiesen detectado al carecer de medios técnicos para ello. No obstante, los planes de entregar el submarino al bando contrario fueron frustrados por el Auxiliar 2º de Electricidad Juan Heredia Rodríguez y el Cabo de Artillería Pascual Crespo que se ocuparon de abrir las válvulas del buque mandándolo a pique y hundiéndose ellos mismos con la nave.

El resto de la tripulación fue rescatada y juzgada en el Ferrol en el sumario 127/1936. Fueron condenados a muerte unos y, otros, eludieron el paredón con penas de cadena perpétua. Diez de los treinta y siete tripulantes fueron fusilados en la Punta del Martillo del arsenal ferrolano y el resto, quedaron presos.

El comandante Scharfhausen no, el comandante Scharfhausen fue —naturalmente— absuelto e incorporado en calidad de oficial a la flota de Franco. Se cuenta que se propaló el rumor de que también había sido fusilado para que su “viuda” recibiese una pensión de la República, pero la realidad es que estaba vivo y ahora combatía para el bando contrario.

Ayer pude examinar la lista con la dotación completa del sumergible el día de su hundimiento y pude confirmar lo que buscaba: la identidad del Auxiliar 2º Maquinista.

Vivió para contarlo.

The WayBackMachine: La batalla de Santiago.

Internet contiene recursos increíbles uno de los cuales es, sin duda, waybackmachine, un motor de búsqueda que nos permite recuperar las versiones pasadas y, en muchos casos, desaparecidas, de sitios web. Con este recurso somos capaces, por ejemplo, de revisitar la página del buscador yahoo tal y como era, por ejemplo, en 1999, o leer ediciones digitales antiguas de periódicos y otros websites desde 1996 hasta nuestros días. Virtualmente, casi todo lo que ha existido en la red desde 1996 hasta ahora, está archivado e indexado por ese motor de búsqueda. Waybackmachine es parte de Internet Archive, un site mantenido por la fundación del mismo nombre  en el que se guardan recursos de valor incalculable para el internauta.

Por razones que no son de exponer esta mañana he estado navegando por the waybackmachine a la busca de mi propio pasado. Desde 1997 escribo y publico páginas web y, por diversas razones, no conservo copia de la mayor parte de ellas de forma que, hoy, he tratado de recuperar cuantas páginas antiguas escritas por mí he podido encontrar allí. Mi sorpresa ha sido enorme al comprobar que la práctica totalidad de las páginas que he escrito en los últimos 14 años están debidamente ordenadas y clasificadas en waybackmachine. He recuperado y guardado todas las que he podido pero, tras hacerlo, he caído en la cuenta de que, probablemente, volveré a perderlas en algún momento y que el único lugar seguro para ellas es precisamente esa especie de Biblioteca de Alejandría.

Una de las páginas que más me ha enternecido ha sido esta con la que ahora les dejo, escrita en 1997 para el centenario del desastre de 1998, trata del combate naval de Santiago de Cuba (también he recuperado otra sobre Cavite) y, aunque ahora me parece ingenua y mal escrita, en aquel año me obligó a consultar numerosa bibliografía y hasta me dio la oportunidad de ser invitado a dar alguna conferencia sobre la cuestión. Recuerdo también el placer que me causó la lectura de las actas de los consejos celebrados a bordo del María Teresa por los oficiales de la escuadra y sus diversos puntos de vista… En fin, aquí les dejo con este recuerdo de 1997 que había perdido y que he recuperado gracias a la filantrópica labor de Internet Archive. mariateresa

El combate naval de Santiago de Cuba (1898)

1. Introducción. La destrucción de la escuadra española en Cuba se produjo cuando ésta intentaba abandonar el puerto de Santiago, lugar donde había sidovizcaya bloqueada por la escuadra norteamericana. Durante esta tentativa de huida todos los buques españoles fueron destruidos y con ellos se hundieron las últimas esperanzas españolas en esta guerra. Esta página está dedicada a ofrecer algunas claves acerca de las causas militares que llevaron a tan gigantesco desastre.

2. Las Escuadras enfrentadas. Desde el púnto de vista numérico la US Navy contaba en el Atlántico con un total de 5 acorazados, 2 cruceros acorazados, 6 protegidos y otros 16 menores, 4 monitores y 12 torpederos. España, al menos sobre el papel, podía oponer a estos buques 3 acorazados, 8 cruceros acorazados, 2 protegidos, 6 menores, 6 destructores, 11 cañoneros torpederos y 12 torpederos. Pese a lo que se ha dicho después, los buques españoles eran modernos, la inmensa mayoría con menos de diez años y muchos con menos de cinco habiendo bastantes recien entregados. Eran buques de diseño básicamente británico lo que era, en aquel momento, la mejor garantía de éxito. Sin embargo Seguir leyendo «The WayBackMachine: La batalla de Santiago.»