Un hombre de consenso

Hay que reconocer que tiene mérito. Gracias a él todos recordamos que la justicia no es una mercancía con la que negociar y descubrimos que coincidíamos en eso. Gracias a él todos recordamos que la justicia es para las personas y no para entelequias aprendidas en «El Parvulito» y las «Enciclopedias de Álvarez». Gracias a él recordamos que el poder judicial es uno de los tres poderes del estado y que es fundamental que sea independiente…

Hay que reconocer que ningún político había provocado consensos tan amplios con tanta rapidez. Ha logrado poner de acuerdo a la judicatura, a la abogacía y a los ciudadanos, algo que no recuerdo que haya pasado nunca en España.

Siempre se había pensado que la mejor forma de unir a las personas era hacerles compartir intereses. Él ha descubierto que «repartir dolor» (sic) también funciona.

Debe sentirse orgulloso.

Jueces para la Democracia rechaza la Ley de Planta

Cada vez son más los colectivos que se oponen a la siniestra Ley de Planta que propugna Gallardón. Ahora es Jueces para la Democracia quien se posiciona. No han sido los primeros ni serán los últimos: esta Ley va contra todos los españoles. Este es el informe de @JpDemocracia

http://www.lawyerpress.com/news/2013_07/1907_13_011.html

Los olvidados en la Ley de Planta

TagClouLeydePlanta

Se me ha ocurrido hacer un tag-cloud de la exposición de motivos de la Ley de Planta. Lo he hecho mientras paseo pero el resultado no me sorprende, la única etiqueta olvidada es la más importante, la que debería ser el centro de la ley y no lo es. Como pueden ver no aparecen ni una sola vez las palabras administrados, personas o ciudadanos. Esta ley, como se puede comprobar, no está hecha para ellos. Los redactores han pensado en todos menos en ellos. Si no sabías para quien está hecha la ley ahora lo sabes: No está hecha para ti.

La ciudad se muere entre banderas azules

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Hoy estoy en Vigo asistiendo en el Palacio de Congresos a una reunión de Juntas de Gobierno de los Colegios de Abogados de España. Antes de entrar a escuchar al presidente gallego Núñez Feijoo veo decenas de pesqueros amarrados, carteles de «Pescanova» en los tinglados del muelle; pienso en el tremendo golpe que el mal fin de esta empresa puede suponer para los trabajadores y los pescadores de Vigo.

Dentro del palacio los abogados claman por que, con una enloquecida Ley de Planta, el ministro de justicia va a dejar sin jueces a la primera ciudad de Galicia porque -para el ministro- los tribunales no son para las personas sino para las «capitales» de provincia.

El ministro no piensa en personas, mira a España y no ve a los españoles, ve solo un mapa de rayas y colorines.

Y así, devolviendo a Vigo al siglo XIX, quiere convencernos de que alejando la administración de justicia del drama de la injusticia es como se solucionan las cosas.

Carecen de empatía, carecen de sentido común, carecen de la mínima humanidad y carecen del más mínimo conocimiento de cómo funciona la administración de justicia. Creen que las enfermedades disminuyen con no anotarlas en las estadísticas, creen que los conflictos disminuyen si no se les deja entrar en los juzgados, solo miran las cifras, no ven a las personas y ya no entienden que la justicia es para ellas y no para una entelequia llamada provincia que solo sirve para llenar los bolsillos de los diputados provinciales y para falsear los resultados de las elecciones.

Cuando entro veo que el presidente de los gallegos, en Vigo, no habla de cómo le pueden robar la justicia a Vigo dejándola sin jueces y sin colegio de abogados. Habla de las banderas azules de las playas, de lo bonita que es Galicia y de lo bien que se está aquí.

Sí, se está bien, sin trabajo, sin juzgados, sin justicia y sin esperanza; y así, entre banderas azules, sigue su discurso hablando de naderías. Entre banderas azules entierra el futuro de Vigo y se marcha tan contento. Hablando sin decir nada.

Pienso en los pescadores de Vigo marchando a Pontevedra a reclamar sus despidos, gastando sus ahorros en cruzar Rande, en llevar hasta la «capital» a peritos y testigos y me salgo del Palacio de Congresos, a ver a la gente de verdad, harto de tanto teatro, porque es mejor ver la tragedia del vigués que la comedia azul de banderas que se representa dentro.

Y pienso en Cartagena. Pienso mucho en Cartagena. Y pienso que no podemos dejar que esto pase.