¿Podríamos vivir sin open source?

Me encuentro muy a menudo con personas que lo desconocen casi todo acerca del Open Source (software de código abierto), de GNU, de Linux… y, como es propio del ser humano despreciar todo aquello que ignora, cuando les hablo de sus ventajas suelen escucharme como quien escucha a un «geek» medio loco. Para ellos la informática y las nuevas tecnologías son conceptos ligados al Windows de su PC, o al Word, o al Explorer. El caso es particularmente patético cuando de politicos se trata.

Para esos casos suelo utilizar un argumento que ahora les traslado y que, más o menos, es como sigue:

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GNUcilla: Leche, cacao, avellanas y azúcar.

       No entiendo como a estas alturas aún se sigue discutiendo sobre códigos abiertos y códigos cerrados en el software. Tal discusión, aplicada a cualquier otro campo de la industria, resultaría ridícula. ¿Admitiría algún consumidor que se le diese a su hijo para merendar un bocadillo con una sustancia negruzca dentro que no se supiera qué es ni qué componentes tiene?

Los fabricantes de cremas de cacao y los gobiernos lo tuvieron claro desde siempre y por eso fabricaron una GNUcilla que se sabía (y se sabe) que está hecha de leche, cacao, avellanas y azúcar. A nadie se le ocurrió jamás fabricar una MSNocilla que no se supiese de qué estaba compuesta. Seguir leyendo «GNUcilla: Leche, cacao, avellanas y azúcar.»