Cosas con las que espero que acabe esta pandemia. (I) Los farsantes.

Cosas con las que espero que acabe esta pandemia. (I) Los farsantes.

Hay cosas con las que —espero— acabará esta pandemia y creo que, una de las primeras con las que acabará, será con esa indestructible fe en los impostores y farsantes que hemos forjado en estos últimos años. Si quedan unos átomos de racionalidad en el género humano —y no les quepa duda de que quedan muchos átomos de esos— tras esta crisis confío en que la era de los farsantes habrá dejado paso a una época donde volvamos a depositar nuestra confianza en los científicos.

Los virus tienen de malo que no se les vence doblegando su voluntad, engañándolos, amedrentándolos o demostrando tener más pelotas que ellos. Un virus no es enemigo apto para chulos de barrio y matones de taberna. Si te ríes del virus o lo desprecias, como hicieron Trump o Bolsonaro, las cifras de muertos pronto te pondrán en tu sitio.

Para combatir el virus no sirven los «cojones» (si se pensara con los cojones en España tendríamos muchos premios Nóbel), para combatir el virus hacen falta ciencia y científicos.

Durante unos 18 meses vamos a vivir ajustando nuestra conducta en buena parte las instrucciones de los científicos y esperando de ellos el medicamento o la vacuna que nos permitan volver a una normalidad que nunca recuperaremos por completo. El tiempo de los farsantes y los fantoches toca a su fin, hay que dejar trabajar a los que saben.

En estos tiempos veo cómo muchos políticos quieren componer y componen posturitas de estadista épico frente al virus, sin saber que el tiempo de farsantes y toreros de salón está ya concluido. Si sucede como preveo y nuestra confianza salta de los vendehumos a los científicos y a quienes saben de verdad, algo habremos avanzado.

De todas formas no me hagan mucho caso, la capacidad de sorpresa y de adaptación de estos magos del postureo es impredecible.