Un año de excepcionalidad por delante

Un año de excepcionalidad por delante

El primer gran cribado de datos revela que la tasa de mortalidad del coronavirus se situaría en un 0,37%lo que, trasladado a España y teniendo en cuenta las más de 18.000 muertes sufridas entre sus 46,5 millones de habitantes nos indicaría que aún nos queda un largo camino hasta alcanzar la inmunidad grupal.

No podemos, pues, pensar que antes de un año (como poco) habremos acabado con la excepcional situación en que nos ha colocado la crisis del coronavirus lo que nos debe obligar a todos a prepararnos para un largo período de excepcionalidad y a exigir a nuestras autoridades que dejen de dulcificar el mensaje y se preparen también ellos para un año de resistencia.

Esto es particularmente claro en el ámbito de la administración de justicia donde todos los planes presentados hasta ahora se revelan como irreales. Hay que actuar y hay que actuar ya, con los datos en la mano, con realismo y con decisión.

Un plan de choque ajustado a los riegos que para la administración de justicia presenta la pandemia es obligado.

O no habrá quien nos aplauda

O no habrá quien nos aplauda

Oigo cómo la población aplaude desde sus ventanas esta tarde lluviosa de Cartagena. Agradecen a la comunidad sanitaria su trabajo continuado 24 horas al día por salvar a los enfermos y a nosotros de la amenaza de la pandemia.

No está siendo para ellos un trabajo sin riesgo y, por salvar vidas ajenas, han sufrido los zarpazos del virus. Muchos de esos sanitarios esforzados han visto como la muerte ha sido el premio a su esfuerzo. No se llevarán nada a la tumba, nadie recordará sus nombres pero, hoy, estos aplausos suenan por ellos.

Cuando la crisis sanitaria comience a remitir y la amenaza vital esté mínimamente controlada le llegará el turno de demostrar de qué pasta están hechos a otra comunidad: la jurídica. Jueces, LAJ’s, funcionarios, procuradores, abogados… Habrán de demostrar que, si la comunidad sanitaria ha salvado la vida de los españoles, ellos serán capaces de salvar su futuro.

Pero miro a mi alrededor y siento una sensación tan parecida a la vergüenza que creo que la confundo con ella. Perdónenme si lo digo así pero es exactamente lo que siento y no sé expresarlo de otra manera.

En los próximos tres meses van a inundar los juzgados de lo mercantil y de lo social un tsunami de procedimientos detrás de los cuales se estarán jugando su vida y su futuro muchas familias de España. Parar esa ola, detener ese tsunami, es la obligación de la administración de justicia y eso no lo haremos sin tener que sortear dificultades aparentemente insalvables y sin tener que, lamentablemente, pagar un alto precio.

El futuro de España dentro de dos semanas dependerá del trabajo que sea capaz de llevar a cabo su administración de justicia. Para esa fecha debiera existir una planta y una infraesttuctura suficiente en los juzgados para soportar el embate que recibirán los juzgados de lo social y lo mercantil.

Estamos viviendo una emergencia como nunca antes hemos vivido, quizá no dispongamos del material y los recursos precisos para salvar todo el bosque del incendio pero, en ese caso, habremos de concentrarnos en salvar esa parte del bosque donde viven las personas.

Es probable que no se pueda atender a todos los frentes y tendremos que elegir entre lo malo y lo peor. Y tendremos que hacerlo, con decisión y sin titubeos.

Pero, si siguen apareciendo planes infames e inicuos como el del CGPJ, si no se definen ya las prioridades y se estiman las necesidades y peligros, si no se toman decisiones estratégicas y nos seguimos enredando en gollerías y casuísmos estériles, volveremos a fallarle a los españoles y seremos responsables de el hambre y ma infelicidad de muchos.

Miren a los sanitarios y pregúntense  si, como ellos, están ustedes también dispuestos a trabajar 24 horas e incluso a arriesgar su vida por los demás.

Si su respuesta es sí lo celebraré, nadie nos recordará ni probablemente lo agradecerá, pero es posible que una noche, desde alguna ventana, quizá suene un aplauso por ustedes.

Especialización y concentración: la fórmula del desastre judicial.

España lucha con todos los medios a su alcance, singularmente el esfuerzo de los sanitarios y la ejemplar cooperación de la sociedad, contra la muerte y la enfermedad que trae el coronavirus.

Hemos parado nuestras empresas, nos hemos recluido y, deliberadamente y en un gesto grandioso, hemos compartido con el resto de la humanidad la decisión de proteger a nuestros congéneres más débiles aunque ello nos lleve a una catástrofe económica. Es difícil encontrar en toda la historia de la humanidad un gesto tan bello.

Pero, tras este esfuerzo, la crisis azotará nuestra economía salvajemente y ¿quién cuidará de nuestros trabajadores y trabajadoras? ¿Quién cuidará que en la escasez se dé a cada uno lo suyo y se atienda a restablecer el equilibrio en relaciones sociales destruidas por la crisis?

Ese trabajo corresponde a la justicia pero, déjenme que se lo adelante ya, si la sanidad ha sido la heroína de esta crisis, tal y como están las cosas a día de hoy, el mal funcionamiento de nuestra administración de justicia puede tener consecuencias casi tan funestas como la propia pandemia.

Esta crisis va a ser mucho más acentuada y mucho más concentrada en el tiempo que la de 2008 y eso significa que los españoles van a demandar soluciones de la justicia española de forma intensa, más intensa y concentrada en el tiempo que nunca desde que se conservan registros. En solo un mes o dos los juzgados de lo social y de lo mercantil sufrirán un embate como nunca antes en su historia y ese embate será terrible por la pésima organización del sistema judicial español, una organización que ha obedecido más a razones de control de los jueces que de servicio al ciudadano y eficiencia.

Con nuestra actual organización es imposible soportar una subida del 100% de procesos mercantiles, necesitaríamos duplicar la planta (crear 68 juzgados más en un mes) para atender a los casi 80.000 asuntos llevados en 2019 más otros 80.000 consecuencia de la crisis. No se van a crear esos juzgados de lo mercantil, simplemente porque no da tiempo y nuestras empresas morirán víctimas de una planta producto de tejemanejes políticos y no de la razón lisa y simple.

Piénsenlo, 160.000 nuevos casos para 68 juzgados. No hace falta ser profeta para entender que si este año entran una media de 2.532 asuntos por juzgado mercantil nadie nos salvará del desastre.

En cambio, esos mismos 160.000 asuntos, turnados a los juzgados de 1ª Instancia (lugar de donde nunca debieron salir), sólo supondrían un incremento de 94 casos por juzgado, cifra perfectamente manejable por nuestros jueces, de forma que los españoles podrían respirar aliviados.

La especialización no es una buena estrategia para enfrentarse a las crisis pues convierte a los organismos especializados en entidades muy frágiles frente a una crisis en su ámbito de especialidad.

Y, si la especialización es mala, la concentración es incluso peor. Colocar todos los huevos en la misma cesta no solo es arriesgado para el dueño de los huevos, es también estúpido si lo que quieres es servir al mayor número posible de personas.

Dos tercios de la población española no vive en capitales de provincia, entiéndanlo panda de locos. Obligar a desplazarse a poblaciones enteras solo por el gustito de tener los juzgados juntos es una de las mayores estupideces que pudieron colemeterse y esa estupidez es ahora mucho más evidente cuando los desplazamientos están restringidos por razones sanitarias.

Seamos serios: tenemos una planta de más de 1700 juzgados de instancia distribuidos por toda España y que siempre han conocido de los procesos mercantiles. ¿Vamos a llevar España a la ruina solo porque un club de políticos togados se empeñe en mantener incluso a costa de la vida y la fortuna de los españoles sus jueguecitos de salón?

Que la competencia para conocer de los concursos debe entregarse de inmediato a los juzgados de 1ª instancia es algo que no ofrece duda y que debiera hacerse en este mismo momento mejor que dentro de un minuto.

No tan fácil es la tarea con los juzgados de lo social, segundo frente de la pinza con que la crisis amenaza a la justicia. En un entorno de movilidad restringida se echa de menos una planta judicial más distribuida en este campo.

Pero podemos resolverlo. Desde luego no podemos seguir poniendo a la población en peligro haciéndo viajar centenares de miles de ciudadanos a sus juicios, mejor que hacer desplazarse a cientos de miles de ciudadanos es hacer desplazarse a los jueces a los lugares de residencia de las partes y celebrar en las salas de vistas que nuestros juzgados de Instancia e Instrucción tienen. No hay dificultad alguna en ello.

Seguramente hemos de recuperar todos cuantos medios podamos para atender a esta jurisdicción, recuperar jueces jubilados, poner a trabajar a los jueces sustitutos, reforzar con funcionarios sacados de otros juzgados…

Si la sanidad española es la responsable de evitar que enfermemos y muramos a la administración de justicia española le corresponde el papel de conseguir que esa vida que nos han salvado no se vaya al garete en medio de una crisis incontrolable.

Hay que liberar tantos cuantos recursos podamos para apoyar estos dos frentes, hay que realizar una lista de procesos prioritarios y no prioritarios y, entre los prioritarios, asignar prioridades a su vez así hasta encajar la crisis en la forma que menos daño haga.

No veo a nadie hacer eso y siento que este país vaya a ir al abismo de la pobreza por culpa de unos cuantos políticos con toga.

El funcionamiento de la justicia durante la crisis del Covid-19. (1)

Mucho se está discutiendo en las redes sobre las medidas que se debieran adoptar en materia de dministración justicia durante a crisis del coronavirus.

Lo primero que entiendo debe quedar claro es que, para tomar decisiones correctas en este sentido, antes que nada debemos definir con realismo en qué escenario nos vamos a mover en los próximos meses.

Lamentablemente el escenario que nos espera no es sencillo y la emergencia del coronavirus dejará sentir sus efectos bastantes meses.

A definir el escenario de los próximos meses se dedica este post, el siguiente a efectuar las propuestas concretas.

Escenario durante la lucha contra la pandemia. (EDP)

Mientras dure la pandemia se mantendrán por los gobiernos medidas de alejamiento social cuya intensidad oscilará desde el confinamiento total a la situación de cuasi-normalidad pero siempre con restricciones y normas de alejamiento social.

Mientras dure ese alejamiento social, junto con otras medidas que pueda adoptar el gobierno, será siempre conveniente observar alguna, algunas o todas las siguientes medidas:

  • Evitar a toda costa las aglomeraciones.
  • Evitar en la medida posible el contacto.
  • Evitar desplazamientos.
  • Mantener distancias de seguridad.

El ciclo previsible que seguirá la intensidad de las medidas lo determinará el nivel de ocupación de las UCI’s de forma que, cuando vaya disminuyendo el nivel de ocupación de las UCI’s, las medidas de alejamiento social se relajarán y estas se endurecerán cuando el índice de ocupación aumente.1

La razón de estos ciclos es impedir que nunca colapse el sistema sanitario.

Tan destructivo es no tomar medidas de alejamiento social como prolongar estas con las UCI’s vacías, por tanto no conviene crear alarmas injustificadas. De hecho, prolongar las restricciones más allá del plazo que determine el índice de ocupación de las UCI’s sería contraproducente 2.

Los ciclos tendrán una duración aproximada de tres meses y se repetiran en el tiempo hasta que se consiga la vacuna o la inmunidad grupal, previsiblemente unos 18 meses3. Estos ciclos se compondrán de dos meses de unas medidas de alejamiento social más intensas y un mes (de cada tres) de relajamiento de las mismas.

Duración de este escenario

Conforme a las previsiones de las más prestigiosas instituciones científicas internacionales esta situación acabará cuando se produzca una de estas dos circunstancias:

  1. Cuando se descubra la vacuna o medicamento que elimine el peligro de este coronavirus para la vida de las personas.
  2. Cuando se alcance la inmunidad grupa.

Ambas instituciones coinciden en señalar que esto no es previsible que se produzca hasta, como poco, diez y ocho (18) meses, aunque hay datos para la esperanza.

Las medidas de alejamiento global y la administración de justicia.

Por lo que respecta al funcionamiento de la administración de justicia habrá que adecuar el mismo a la intensidad de las medidas de alejamiento social que en cada molento vayan acordando las autoridades, realidad esta que se impondrá incluso en el caso de que las autoridades judiciales (CGPJ, Ministerio) acuerden planes disparatados del tipo al que nos tienen acostumbrados.

Por tanto, siendo esto así, la abogacía, en especial los abogados de la #RED debemos perseguir con nuestras reivindicaciones que las actuaciones judiciales se adapten a las exigencias sanitarias de cada momento con el primer y excluyente principio de protección de la salud y la vida humana.

En tal sentido y sin ánimo de ser excluyentes:

Medidas para evitar las aglomeraciones.

Evitar aglomeraciones.

Los LAJ’s de cada edificio judicial tendrán que coordinar los señalamientos que fuese posible realizar en cada momento de forma que la utilización de las sedes permita mantener las distancias y medidas de seguridad exigidas por las normas de alejamiento social existentes en cada momento. Se debe suspender, obviamente, toda actividad en caso de no poder garantizar su cumplimiento.

Evitar el contacto.

Lo absolutamente deseable y lo que el gobierno debe ordenar es que sólo se celebraren de manera presencial aquellas actuaciones judiciales que sean absolutamente imprescindibles.

El resto de actuaciones deberían realizarse de forma telemática mediante sistemas y aplicaciones de multiconferencia en la forma que el imprescindible decreto de medidas urgentes establezca.4

Evitar desplazamientos

La crisis del coronavirus Covid-19 debe servir para realizar el esfuerzo largo tiempo demorado de acercar la justicia al administrado. A tal fin en un futuro deseable:

  • Se derogarán cuantas disposiciones atribuyan competencias especializadas a determinados juzgados en materia de cláusulas hipotecarias devolviendo la competencia a los Juzgados de 1ª Instancia de donde nunca debió salir.
  • Se devolverá la competencia para conocer de los concursos de acreedores a los juzgados de 1ª Instancia correspondientes por razón del territorio.

Es más que probable que la cerrazón y contumacia demostrada por CGPJ y Ministerio vuelvan nuevamente a amenazar la administración de justicia. En tal sentido todos los operadores jurídicos y los abogados y procuradores de #RED en primer lugar debemos ser implacables con ellos.


(En el próximo post trataré de las medidas que los abogados y abogadas de la #RED podemos adoptar con independencia de las insensateces que puedan aprobar el CGPJ y el Ministerio de Justicia.)



  1. Estos períodos y ciclos han sido estudiados por el MIT (Massachussets Institute of Technology) y el Imperial College de Londres. Un resumen en español de sus investigaciones pueden encontrarlo en este artículo de la revista electrónica MIT en español.
  2. Ibidem.
  3. En el caso de este virus la comunidad científica ha reaccionado con gran rapidez y ya hay vacunas en fase de prueba en humanos. Véase este artículo también de MIT en español
  4. Candidata ideal a su celebración de forma telemática es la audiencia previa de los juicios en materia de cláusulas abusivas.

¿Por qué los mutualistas y los autónomos están malditos en España?

¿Por qué los mutualistas y los autónomos están malditos en España?

No sé qué pecado han podido cometer los trabajadores independientes en España para que se les maltrate así. Y no, no es que los autónomos ni los abogados ni los procuradores sean una especie maldita perseguida en el resto del mundo, no. En los países normales se cuida de los trabajadores independientes, en España, por desgracia, se les margina como apestados.

Es posible que ello se deba a que carecen de la fuerza que dan a los trabajadores los sindicatos y es posible también que por ser empresarios de un solo trabajador tampoco tengan la fuerza que da la patronal.

En suma que, cuando llegan tiempos de crisis son los últimos de la fila: los jodidos.

Recibo hoy un documento de un aís extranjero en el que, el colegio de abogados, informa a sus abogados de las ayudas que el Gobierno establece para ellos por la crisis del coronavirus Covid-16, entre ellas las siguientes:

«1. Los pagos del impuesto sobre la renta para los trabajadores independientes son aplazados.

Los pagos correspondientes a autoliquidaciones que venzan el 31 de julio de 2020 se diferirán hasta el 31 de enero de 2021. Esto es automático y no es necesario que lo solicite. No se aplicarán multas ni intereses por demora en el pago en el período de aplazamiento.

  1. Todas las empresas y trabajadores autónomos en dificultades financieras, incluso con obligaciones fiscales pendientes, pueden recibir apoyo, caso por caso y adecuado a las circunstancias y responsabilidades individuales.
  2. Tómese un «feriado hipotecario» de hasta tres meses. Comuníquese con su proveedor hipotecario para organizarlo. Discuta con su arrendador las obligaciones de alquiler de propiedades de las cámaras. Discuta con el arrendador de cámaras la posibilidad de posponer la totalidad o parte de sus pagos de alquiler de propiedades.

El Colegio de Abogados se ha puesto en contacto con los arrendadores para alentarlos a considerar tales solicitudes. Los arrendadores deberán informar a sus inquilinos de sus intenciones.

  1. Préstamo a través del programa de préstamos por interrupción comercial Coronavirus

Este plan temporal se lanzará en la semana del 23 de marzo de 2020 y estará disponible para pequeñas y medianas empresas. Se ha confirmado que esto incluye a los comerciantes autónomos independientes. Préstamos de hasta 5.671 € estarán disponibles, con los primeros 12 meses del préstamo sin intereses.

  1. Reciba una subvención de € 11.000 si puede usted optar al plan de Alivio de Tarifas para pequeñas empresas

Si el valor de su propiedad comercial (es decir, su valor de alquiler en el mercado abierto el 1 de abril de 2015, según el cálculo de la Agencia de Valoración) es de € 15,000 o menos, ya podrá optar a esta subvención. Esto podría aplicarse a unos pocos profesionales con una propiedad comercial. Su autoridad local se pondrá en contacto con usted para proporcionarle una subvención única de € 11,000; No es necesario que lo solicite.»

Como podéis comprobar hay países que cuidan a sus trabajadores independientes (autónomos) y luego… luego está el Gobierno de España que, a abogados y procuradores resume sus ayudas en una palabra: NADA.

Nota: esta es la Información que el «Bar Council» remitió a sus «barristers» de Londres el 25 de marzo de 2020.

Hay diferencias ¿Verdad?

¿Para qué hemos de estar preparados los abogados independientes?

¿Para qué hemos de estar preparados los abogados independientes?

Mi amigo Joludi me llama la atención sobre un artículo del MIT (Massachussets Institute of Technology) que trata de predecir cómo será nuestra vida desde ahora hasta que dispongamos de una vacuna contra el coronavirus Covid-19, algo que, según la mayoría de los expertos no ocurrirá hasta bien entrado el año 2021, como poco. Un año entero durará esta emergencia; así pues, mentalícese y váyase preparando.

Mientras leo el artículo tomo notas y trato de aplicar lo que leo a mi propia situación personal, reflexiones que comparto por si a alguien le resultasen de algún valor.

Estrategia de lucha previsible contra la pandemia

Para evitar que los sistemas sanitarios colapsen —dice el artículo— la  pandemia debe avanzar a un ritmo lento hasta  que  suficientes  personas  se  hayan  contagiado para así lograr o bien la  llamada «inmunidad  de  grupo» (suponiendo  que  la  inmunidad dure  años, algo que, desde luego, aún no sabemos) o bien hasta  que  se  descubra  una  vacuna, algo  que no sucederá, como pronto y si es que llega, hasta  2021.

¿Y qué sucederá entretanto?

Hasta tanto, mientras haya una sola persona en el mundo con el virus, los brotes se seguirán produciendo si no ponemos los controles precisos y eso significa medidas de alejamiento social. Pero ¿cuál es la estrategia adecuada de «alejamiento social»? Cito textualmente el artículo de que trae causa este post:

En un reciente informe, los investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) propusieron una forma de actuación: imponer medidas de alejamiento social más extremas cada vez que los ingresos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) empiezan a aumentar, y suavizarlas al reducirse la cantidad de las personas ingresadas.

El gráfico con el que lo explican es el siguiente:

La línea naranja representa a los ingresados en UCI. Cada vez que se eleva por encima de un umbral, por ejemplo, 100 a la semana, el país cerraría todas las escuelas y la mayoría de las universidades e impondría el confinamiento social. Cuando los ingresos vuelven a caer por debajo de 50, esas medidas se levantarían, pero las personas con síntomas o cuyos familiares tuvieran síntomas deberían seguir en sus hogares.

¿Qué se considera como «alejamiento social»? Los investigadores lo definen así: «Reducir el contacto fuera del hogar, en la escuela o en el lugar de trabajo en un 75 %». Eso no significa que haya que salir con los amigos una vez a la semana en lugar de cuatro veces, sino que todos harían lo máximo posible para minimizar el contacto social, lo que, en general, reduciría el número de contactos en un 75 %.

Según este modelo, los investigadores concluyen que el alejamiento social y el cierre de escuelas deberían producirse aproximadamente dos tercios del tiempo, es decir, dos meses sí y uno no, hasta que haya una vacuna disponible, algo que no se espera, como mínimo hasta dentro de 18 meses.

El panorama es, pues, desalentador.

Y ¿no es posible estar más tiempo confinados y evitar así este ciclo de confinamientos hasta alcanzar la vacuna o la inmunidad grupal?

Al parecer no sería eficaz.

Según el modelo de estos investigadores, esa estrategia no lograría resolver el problema. Sin el alejamiento social de toda la población, el modelo predice que, incluso la mejor estrategia de mitigación, que significa aislamiento o cuarentena de los enfermos, de los ancianos y de los que han estado expuestos, además del cierre de escuelas, aún provocaría un aumento de las personas gravemente enfermas ocho veces mayor de lo que podría soportar el sistema de EE. UU. o de Reino Unido. (Esa es la curva azul más baja en el gráfico a continuación; la línea roja plana es el número actual de camas en UCI.) Incluso si las fábricas empezaran a producir más camas y respiradores y todas las demás instalaciones y suministros, aún harían falta muchos más médicos y enfermeras para atenderlos a todos y ofrecen este gráfico para visualizar las previsiones de su modelo:

¿Y si solo se imponen restricciones durante unos cinco meses? (copio del artículo que cito)

Tampoco serviría: cuando se levantan las medidas, la pandemia vuelve a estallar, solo que esta vez sería en invierno, el peor momento para los sobrecargados sistemas sanitarios.

Esta sería la gráfica.

Esto no es una alteración temporal. Se trata, como dice el artículo, del inicio de una forma de vida completamente diferente y es en esa forma de vida «completamente diferente» que, como poco durará un año, donde trato de pensar qué deberemos hacer los abogados independientes si queremos sobrevivir.

Una forma de vida diferente

Esta nueva forma de vida lleva aparejadas consecuencias muy importantes para los diversos sectores económicos. Veámoslo.

Menos es más. Lo pequeño es más resistente que lo grande.

A muy corto plazo este nuevo estilo de vida será muy perjudicial para los negocios que dependen de reunir a grandes cantidades de personas: restaurantes, cafeterías, bares, discotecas, gimnasios, hoteles, teatros, cines, galerías de arte, centros comerciales, ferias de artesanía, museos, músicos y otros artistas, centros deportivos (y equipos deportivos), lugares de conferencias (y organizadores de las mismas), cruceros, aerolíneas, transporte público, escuelas privadas, guarderías.

Bien, menos es más, nosotros, abogados independientes, formamos, lo queramos o no, una red distribuida de servicios legales y eso es bueno. Nosotros no concentramos trabajadores en un sólo punto y, al igual que la pandemia es letal para los centros comerciales basados en importantes aglomeraciones de gente, lo es también que las redes distribuidas la soportan mejor: buenas noticias pues para el pequeño comercio de proximidad, malas para los centros comerciales; buenas noticias para los despachos pequeños, malas para los grandes. Lo siento muchachos.

Los ricos lloran menos: hay que aguantar el primer golpe.

Esta crisis va a ser muy difícil de soportar para quienes hayan contraído importantes obligaciones financieras pues no podrán resistir la bajada de ingresos ni tampoco para quienes no tengan ahorros suficiente para lidiar con los cambios en sus ingresos. Ahí nos pillaron a los pequeños. Suponemos que los grandes tienen más caja pero no conocemos sus obligaciones de forma que ¿quién sabe?.

Padres con hijos, con personas en relación de dependencia, etc. sufrirán problemas añadidos pero no hay nada que un padre y una madre trabajando en equipo no superen. Todavía nadie ha inventado un equipo que juegue mejor que ese, de forma que, quizá ahora, alcancéis a entender mejor por qué os elegisteis para vivir juntos.

Todos los despachos los forman personas de forma que este último párrafo vale para todos.

Así pues, para poder continuar, vamos a necesitar aguantar el tirón inicial ¿podremos?. En situaciones de crisis las personas físicas ayudan más y mejor que las jurídicas, quiero decir, tu familia te ayudará más y mejor que un banco, recuerda que tienes pocas necesidades, un tanto más a favor de los pequeños.

Reducción de movilidad

La pandemia va a provocar importantes restricciones de movilidad en las personas por lo que cualquier red distribuida de servicios va a soportar mucho mejor el golpe que cualquier red centralizada. Los despachos pequeños cubren los 433 partidos judiciales de España, los grandes apenas 50 ó 60. Goleada de los pequeños.

Conclusiones provisionales

Afortunadamente nuestro negocio no es como los cines, o los espectáculos deportivos, somos una raza de personas solitarias o casi solitarias que no han caído en el error de la hiperespecialización; disponemos, pues, de habilidades en muchos campos lo que nos garantiza sobrevivir. Pero sobrevivir solo no significa que no sea necesaria una coordinación. Formamos, lo queramos o no, una red distribuida de servicios jurídicos y esa es nuestra fuerza. Si somos capaces de tomar conciencia de ello y demostramos que somos capaces de cooperar y de ayudarnos unos a otros a superar esta crisis veremos un renacer de una abogacía con la que, inanes y oscuros políticos y pseudopolíticos, han pretendido acabar.

Así pues me gustaría mandarte un mensaje de optimismo y decirte que no te preocupes demasiado si el presente es malo porque, lo seguro, es que el mañana es nuestro.

Hay muchas cosas por hacer: adelante.

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Y si tú, como yo, eres de los que creen que aún hay muchas cosas por hacer ven con nosotros, únete a la #RED

La abogacía olvidada

La abogacía olvidada

Esta noche del jueves 26 de marzo de 2020, a las 21:00 horas, puedes decir alto y claro que los profesionales del foro (abogados y abogadas, procuradores y procuradoras, graduados sociales) están siendo olvidados por las autoridades de forma absolutamente injusta.

A 20:45 se dará a conocer el hashtag, a 21:00 cargamos en Tuíter.

Si tienes cuenta en tuíter nos vemos esta noche a 21:00, si aún no la tienes ¿Por qué no la abres?

No podemos salir a la calle a manifestarnos pero sí podemos dejar oír nuestra voz en las redes.

Nos vemos esta noche, tenemos un trabajo que hacer juntos.

Si tú, como yo aún crees que es posible hacer algo, ven con nosotros, únete a la #RED

Hacer todo lo posible

Veo que son muchos los compañeros y compañeras que se movilizan porque la Mutualidad condone las cuotas de estos meses de crisis y muchas reflexiones se me vienen encima

He vivido estados de excepción (en época de Franco y por razones que es mejor olvidar) pero sólo he vivido en mis casi 60 años un Estado de Alarma Médica que, para abogados y abogadas, no sólo es un estado de alarma sanitario sino que, muy probablemente, será un estado de colapso económico para muchos.

Quizá muchos de vosotros dispongáis de dinero ahorrado pero son también muchos los que viven al día y ¿cómo sobrevivirán a dos meses sin ningún tipo de ingreso? ¿Qué ocurrirá cuando, tras el estado de alerta, sus clientes se encuentren en situación económica tan precaria como la suya? ¿De qué vivirán? ¿Con qué pagarán el alquiler de sus despachos o la universidad de sus hijos?

Este es el momento de demostrar que estamos dispuestos a hacer todo lo posible los unos por los otros y «todo lo posible» no es hablar de grandes cosas sino también de las pequeñas.

A la mutualidad no le cuesta nada condonar las cuotas de estos meses, la peor consecuencia de ello sería que, al llegar a la edad de jubilación, se cobrase un poco menos de pensión (recordemos que la Mutualidad es un sistema donde tú cobrarás lo que antes hayas puesto, donde nadie da dinero a nadie). No les cuesta nada condonar estos meses, máxime cuando, tras la crisis, quien pueda y cuando vaya pudiendo cotice un poquito más.

Pero nadie hará lo grande si antes otros no hacen lo pequeño: los colegios pueden suspender el cobro de las cuotas y mandar el mensaje claro a abogadas y abogados de que los colegios están para servir a sus colegiados y no los colegiados para servir al colegio. ¿Cómo va la Mutualidad a suspender sus cobros de cientos de euros si antes los colegios no le mandan el mensaje claro suspendiendo sus cuotas de apenas unas decenas de euros?

Colegios como Tarragona, Elche, La Rioja, Granada, y unos pocos más lo han entendido así… La mayoría, en cambio, ni de esa pequeña cantidad han aliviado a sus colegiados. ¿Cómo podemos pedir a la Mutualidad un esfuerzo que ni nosotros hacemos?

Mucho peor aún, es evidente que necesitaremos ayudas del estado como cualquier otro trabajador autónomo. ¿Alguien cree que serán creíbles nuestras reivindicaciones si ni siquiera nosotros mismos tomamos medida alguna?

Es tiempo de demostrar que estamos dispuestos a ayudarnos y que, en nuestro orden de prioridades, lo primero son las abogadas y abogados que viven de este trabajo. Hay corporaciones que lo han entendido así y han ayudado lo que han podido, aunque sea poco, a sus colegiados, corporaciones que merecen, por ello, un aplauso. Hay otras que no lo han hecho y a veces me pregunto: ¿A qué esperan? ¿A que haya otra emergencia sanitaria?

Yo, emergencias sanitarias, sólo he conocido esta en mis casi sesenta años de vida, no creo que vayan a tener en el futuro otra oportunidad de ayudar tan clara como esta.

En fin, cuando, llegada la navidad, o los congresos, o los simposios, les veas gastar en viajes, cócteles, fiestas o barras libres, recuerda aquella vez en que hubo una emergencia sanitaria y no te rebajaron ni un euro.

Quizá la Mutualidad no pueda condonar la cuota legalmente, pero al menos puede pedir una modificación legal en tal sentido. Sólo ese gesto ya la tornaría más humana.

Perdonadme la reflexión, seguro que es demasiado larga y a lo mejor —probablemente— equivocada, pero, a salvo de la conducta hermosa de algunos pocos colegios, la Mutualidad me deja un regusto amargo en la boca de falta absoluta de humanidad.

Si tú, como yo, crees que aún es posible hacer algo únete a la #RED

¿De qué viviremos los abogados?

No es agradable sentarse y pensar, pero hay que hacerlo.

La abogacía de a pie no suele vivir de las igualas, vive del pago de los asuntos que se le encargan y del cobro de las costas de los procedimientos que gana y, mientras dure el estado de alarma, no percibirá ni los unos ni las otras; es decir, no ingresará absolutamente nada en la mayoría de los casos.

Eso significa que, mientras dure el estado de alarma, una gran parte de los abogados y abogadas de a pie carecerán de ningún tipo de ingreso. ¿De qué vivirán?

Quienes tengan ahorros podrán echar mano de ellos pero, quienes vivan al día y maltratados por la crisis, se enfrentan a una dificilísima situación porque, no nos engañemos, el estado de alerta no va a durar dos semanas ni cuatro, si en China ya lleva ocho semanas no hay motivo para pensar que en España vaya a durar menos.

No, compañeras y compañeros, esto no va de broma, hacemos frente a una amenaza vital para quienes vivimos de esto profesionalmente y en exclusiva y, en esta situación, o se toman medidas ya o para luego será tarde.

Hay que entender que, cuando acabe el estado de alarma, muchos de nuestros clientes estarán en situación crítica también y nuestra recuperación y la suya correrán parejas; es decir, serán igual de lentas y complicadas.

Mientras acabo de redactar el post leo el borrador de medidas presentado por el gobierno para evitar que «nadie quede atrás» por culpa de esta crisis y pienso que los abogados y abogadas de España debemos ser «nadie» porque ninguna medida se prevé para amortiguar la crisis vital a la que vamos a hacer frente.

Las autoridades deben entender esto, deben entender que la abogacía, la procura, los graduados sociales, son colectivos afectados por esta medida en igual medida que los parados de los ERTES o incluso más aún porque sus gastos fijos se mantienen. O quienes nos representan alzan la voz clara y contundentemente o, como ya es habitual, tendremos que hacerlo nosotros por ellos.

La primavera y el verano que viene van a ser muy duros, por eso, aunque no podamos estar juntos será muy bueno que estemos unidos.

Vamos.

Únete a la #RED

Es su oficio

Con la palabra «oficio» (officium) los romanos no designaban a ningún trabajo sino a un deber moral que se tenía para con el resto de los ciudadanos. Similar en su naturaleza a los servicios religiosos (que todavía se llaman oficios) hay actividades que se prestan más como deberes para con el resto de los ciudadanos que como actividad laboral.

Ocurre con los médicos y los profesionales de la asistencia sanitaria que, cuando se produce una emergencia, pase lo que pase y mucho más allá de la retribución económica que reciben, su primer deber, su «oficio», es servir a la comunidad y cuidar a quienes necesiten de sus servicios.

Hay actividades que escapan a la comprensión de las teorías económicas y que son ajenas al sano egoismo capitalista, son actividades profundamente humanas y que responden a la generosidad y no al interés, al deber y no a la ganancia, a la ética y no a la economía.

Hoy muchos españoles y españolas estarán en primera fila cumpliendo con su deber mucho más allá de lo que dice su nómina y jugándose la vida por los demás y entre ellos estarán un puñado de abogados y abogadas que cuidarán de los derechos y la libertad de todos.

No les han pagado desde noviembre ni probablemente nadie les pagará esto que hacen hoy, pero puede usted estar seguro de que cumplirán con su deber más allá de lo que pudiera exigírseles.

Porque son abogados y abogadas de raza.

Porque es su oficio.