Por los pintores y pintoras de Altamira y por los hombres y mujeres que dibujaron los petroglifos de Campo Lameiro; por Domenico Teocotópuli, Pacheco, Diego de Silva y Velázquez y Bartolomé Esteban Murillo; por Zurbarán y Ribera, por Don Francisco de Goya, por Sorolla y Zuloaga por Picasso, Gris, Miró y Dalí.
Por los constructores de los dólmenes, por quienes erigieron menhires, por quienes levantaron las navetas y los talayots, por quienes esculpieron las damas de Baza y Elche y por quienes pusieron en pie los Toros de Guisando. Por los hombres y mujeres que labraron los tesoros del Carambolo y por el Maestro Mateo, por quienes labraron la Alhambra y levantaron las catedrales de Burgos y León; y por Gil de Siloé, Berruguete, Juan de Juni, Juan de Arfe, Alonso Cano, Francisco Salzillo, Pedro Roldán y su hija La Roldana; y también por Benlliure, Capuz, Jorge Oteiza y Eduardo Chillida.
Por el inventor o inventora de la tortilla española, del gazpacho, de la paella, del pulpo a feira, del marmitako, de la fabada, del atascaburras, de las patatas con chorizo, de los torreznos, de los michirones, de los callos, del caldero y la butifarra, de la esqueixada y el pá amb tomàquet, del gofio, el jamón de pata negra y la sobrasada. Por quienes hicieron el primer queso manchego, de Mahón, de Cabrales, de tetilla, de cabra payoya o majorero. Y por quien inventó la torta del Casar. Por Ruperto de Nola y Ferrán Adriá y por todas las madres y abuelas.
Por Gonzálo de Berceo y el Arcipreste de Hita, por el monje que escribió la Nodicia de Kesos, por los escribanos de San Millán de la Cogolla que nos enseñaron al mismo tiempo castellano y euskera; por el Tirant Lo Blanc y por Don Quijote, por las Cantigas y por las Jarchas, por Lázaro de Tormes y por Pedro Crespo; por el Juglar que compuso el Mio Cid y por Alfonso X, un rey que sabía que escribir en gallego era también escribir en español; por Luis de Camões, el lusitano que nos enseñó a hablar de castellanos y de portugueses, porque españoles lo somos todos. Y por Calderón, Lope, Góngora, Quevedo, Zorrilla y su Juan Tenorio y por Valle Inclán, Galdós, Baroja, García Lorca, Gil de Biedma y José María Álvarez.
Por Miguel Servet y por Don Santiago Ramón y Cajal, por Severo Ochoa y por Leonardo Torres Quevedo, por Don Isaac Peral y Caballero y por Don Juan de la Cosa.
Por Séneca y su hermano Galión, por el bilbilitano Marcial y el calagurritano Quintiliano, por Ossio de Córdoba y por los cartageneros Leandro, Fulgencio, Isidoro y Florentina; por Averroes y Maimónides, y por Ramon Llull, Eiximenis, Francisco Suárez y toda la Escuela de Salamanca y por Gabriel Císcar y Francisco Giner de los Ríos.
Por Falla, Albéniz, Cabezón, Tomás Luís de Victoria, La Niña de los Peines, Quintero, León y Quiroga, Don Antonio Chacón, Joaquín Rodrigo, Pau Casals, Paco Alba, El Tío de La Tiza, Andrés Segovia y Paco de Lucía.
Por Ibn Yubair, Benjamín de Tudela, Ruy Gómez de Clavijo, Colón, Magallanes, Elcano, Andrés de Urdaneta, Malaspina, Jiménez de la Espada, Barberán y Collar.
Por Ruy López de Segura, los pelotaris Francisco Villota y José de Amézola, por Luís Aragones y los once del tiki-taka, por Francisco Fernández Ochoa y Fernando Alonso, por Pedro Delgado y Miguel Induráin y…
Por Isabel, Urraca, Juana, Teresa de Jesús, Agustina, María, Isabel Zendal, Doña Marina, Rosalía, Montserrat, Doña Emilia,Clara, Mariana, Concepción, Egeria, La Latina, La Roldana, Jimena, Federica, Sor Juana, Eugenia, Maria Isidra y todas las mujeres que nos trajeron al mundo, nos condujeron por él y nos hicieron llegar hasta aquí.
Y por todos y todas los que no he nombrado, tan buenos y tan buenas como los nombrados pero cien veces más numerosos, hoy levanto mi copa.
Feliz día de la Hispanidad.