Uno de los métodos de investigación utilizados por Marc Hauser es plantear dilemas a las personas a fin de investigar sus criterios morales y una de las conclusiones más evidentes es que, en general, a las personas entrevistadas parecen merecerles un mayor reproche moral las conductas realizadas por acción que las realizadas por omisión. Así, en el caso de la eutanasia, en general no parece tan censurable dejar morir a un enfermo desconectándole de las máquinas que le mantienen vivo que ayudarle activamente a morir aun cuando el resultado final sea el mismo: la muerte del paciente.
Nuestros códigos legales, igualmente, sancionan con mayor dureza el daño causado activamente que el daño que permitimos, por inacción, que ocurra. Es el caso, en España, del delito de omisión del deber de socorro.
No parece extraño que el ser humano tenga esa percepción de que las conductas activas son más censurables que las omisivas, pues, si bien lo pensamos, en cada minuto de nuestra vida ocurren en el mundo una infinidad de injusticias que no hacemos nada o casi nada por remediar.
Un caso paradójico frente a éste critero moral habitual es el de los indios mayas