Hoy es 12 de julio y en Cartagena tenemos algo que conmemorar. Seguramente muchos de ustedes hayan oído hablar de ello pero la experiencia me dice que son pocos quienes saben en realidad lo que pasó.
El 12 de julio de 1873, hace 149 años, la población, la guarnición y los barcos de la flota se sublevaron en Cartagena pronunciándose en favor de la República Federal.
A ese pronunciamiento se unieron restos de la derrotada Comuna de París, anarquistas llegados de toda España, tropas que, abandonando su fidelidad al ejército centralista, se sumaron a la causa cantonal y, de esta forma, pronto, Cartagena contó con un heterogéneo ejército formado por voluntarios federales, fuerzas de infantería de marina, el Regimiento de Iberia al completo y dos batallones de Cazadores de Mendigorría. Con eso, con los mejores barcos de la flota y al amparo de una ciudad amurallada virtualmente inexpugnable, los revolucionarios de Cartagena se dispusieron a pelear por la República Federal.
Se dictaron leyes muy avanzadas para la época, se legalizó el divorcio (sí, el primer divorcio de España se dio en la Cartagena Cantonal) se emitió moneda cuya ley de plata era muy superior a la centralista y la separación iglesia-estado se llevó a efecto con sorprendente meticulosidad.
Todo esto mientras en el norte de la península los carlistas luchaban por la vuelta al más férreo absolutismo de altar y trono bajo el eslogan «dios, patria y rey». España, en aquel tiempo, se debatía entre la vuelta al siglo XVIII que pretendían los carlistas y el salto al siglo XX que querían los cantonales.
El sueño duró siete meses.
Fueron siete meses en que la escuadra cantonal fue declarada pirata por el gobierno de Madrid y, aunque logró derrotar y poner en fuga a la escuadra del gobierno centralista, también hubo de lidiar con las escuadras alemana, inglesa y francesa que pronto hicieron acto de presencia en la zona. Fueron siete meses en que Cartagena fue sometida a un feroz bombardeo que dañó el 80% de las viviendas de la ciudad y cuyos efectos aún pueden verse en muchos lugares. Fueron siete meses en los que, en calles y plazas donde ahora juegan los niños absolutamente ajenos a lo.ocurrido, hubieron de ser enterrados miles de cadáveres algunos de los cuales aún hoy día siguen ahí ignorados por los vecinos y quienes les representan.
Hoy es 12 de julio y se cumplen 149 años de esto que les cuento; de entonces a hoy han pasado muy pocas generaciones pero un manto de silencio —cuando no de engaños politizados— ha cubierto estos hechos hasta hacer que el Cantón de Cartagena sea para los españoles poco menos que una brumosa anécdota festiva.
Y no sólo para los españoles sino incluso para una ciudad que, presa de su pasado romano, no tiene ni un sólo monumento serio ni un programa decorativo urbano —hay apenas una placa desde hace pocos años— que conmemore estos hechos y explique a las generaciones futuras su significado.
Por eso hoy, que es 12 de julio, no estaría mal que alguien se acordase de que hace 149 años en Cartagena alguien intentó, a un altísimo precio, que España ganase el futuro.
Y fracasó.