Tanto en el mundo real como en el virtual las conductas y comportamientos están regulados por códigos si bien de distinta naturaleza.
En el mundo real un contrato se celebra cuando concurren consentimiento, objeto y causa y es entonces cuando los intervinientes se transmiten cosas o realizan prestaciones en función de las obligaciones contraidas. Las obligaciones pueden incumplirse y el código puede violarse. El mundo real lo gobiernan los códigos legales.
En el mundo virtual el contrato se celebra en cuanto se presiona la tecla «aceptar» y, desde ese momento, se transmiten cosas o se realizan prestaciones independientemente de la voluntad de las partes y conforme a lo programado en el código. El código informático es determinista y no puede ser incumplido dentro de los espacios virtuales.
Este caracter determinista del código informático ha sido reiteradamente utilizado por los poderes ejecutivos para legislar de forma subrepticia esquivando el control de los órganos legislativas. Piensen, por ejemplo, que, para declarar un impuesto el sistema informático le exigirá introducir un NIF y, si usted no lo hace, el sistema informático no seguirá adelante. Poco importa que la ley le exija o no le exija a usted un NIF, si usted no lo tiene el sistema informático no le dejará seguir adelante y ahí se acabó la historia. No es que usted haya de hacer lo que dicen los códigis legales, es que usted tendrá que hacer, sí o sí, lo que exige el código informático.
En los mundos virtuales quien legisla es el programador y la ley es el código informático.
Conforme nuestra vida se desarrolla, cada vez más, en entornos virtuales o sometidos a procesos informáticos esta realidad de que nuestra vida está gobernada por los programas más que por las leyes es una realidad.
Las notificaciones de LexNet se producen en el momento en que el sistema dice que se producen y dan igual sus protestas, si el sistema dice que la comunicación se hizo en tal fecha es virtualmente imposible contradecirlo, sobre todo porque, hasta la fecha, el código que regula el funcionamiento de LexNet y el resto de los programas de la Administración de Justicia Española, no es un código legible, auditable ni verificable por aquellos a quienes benefician o perjudican sus decisiones.
La ignorancia nos hace, muy a menudo, tener en los sistemas informáticos una fe que no se fundamenta más que en el desconocimiento de sus principios de funcionamiento y esa fe es, con demasiada frecuencia, aprovechada por los señores del sistema. Creemos en la tecnología como quien cree en la magia, al menos hasta ahora, pero es ya tiempo de salir de la Edad Media, abandonar el chamanismo, y avanzar hasta la Era de la Ilustración.
Nos va en ello la libertad.
Es el mercado, hasta ahí ha evolucionado, otro tema es si ha progresado para el bien común, dos palabras que antes tenían un valor relevante y que se pierden en la ciencia ficción de esta economía virtual de unos pocos virtuosos del tema que hacen y dispone. Buena jornada
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