Me preocupan quienes, dejando de lado su propia capacidad de razonar, se adhieren acríticamente a lo escrito en un papel, llámesele a este papel ley, contrato o incluso palabra de Dios.

Esta adhesión acrítica a la literalidad de lo escrito es causa de fundamentalismos que, si algunas veces pueden resultar graciosos como el Flanders de los Simpsons, la mayoría de las veces son fuente de todo tipo de desgracias cuando no de salvajes crímenes. Sea cual sea su fe, e incluso aunque su fe sea no tener fe, no dimitan nunca de su capacidar de juzgar críticamente lo que leen o lo que se les dice, ya sea esto un manual de instrucciones de Ikea, la Constitución Española, el Corán, la Torá o los Evangelios.

Aceptar que lo escrito en los Evangelios, por ejemplo, son verdades que han de interpretarse literalmente puede conducirles a callejones sin salida y, como estamos en Semana Santa y hoy se estaba fraguando hace 1988 años la traición que Judas cometería mañana, pongamos un ejemplo de esto que les digo y permítanme que les pregunte:

¿Cómo murió Judas?

Estoy seguro que la mayoría de ustedes me dirán que se ahorcó pero, si me lo permiten, repasemos lo que nos dicen los evangelios al respecto.

El Evangelio de Mateo narra la muerte de Judas de esta forma en su capítulo 27.

«Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos,

4 diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? !!Allá tú!

5 Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.»

Esta versión, quizá la más popular, la de Judas el suicida desesperado, es contradicha por esa prolongación del Evangelio de Lucas que son los Hechos de los Apóstoles, el cual, en su capítulo 1, nos cuenta el suceso de forma bien diferente:

«Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron.

19 Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre».

Y ahora permítanme que les vuelva a preguntar: ¿Cómo murió Judas? ¿Se compró un campo o devolvió las monedas? ¿Se ahorcó o cayó de cabeza y reventó?

Relatos contradictorios como estos los hay en la Biblia a decenas y, si esto pasa en la llamada «Palabra de Dios» ¿Qué no pasará en los textos que escriben los hombres por mucho que estén publicados en el BOE o que se les rodee de un halo de sacralidad?

Sean cuales sean sus creencias no abdiquen de su capacidad de pensar y piensen que si su dios les creó inteligentes es porque, con toda seguridad, les quería así.

Es más fácil obedecer que tomar decisiones pero nadie nos dijo que vivir fuese fácil. Elijan la senda estrecha y piensen.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s