Hubo un tiempo en que los seres humanos eran pocos, tomaban de la naturaleza lo que necesitaban para vivir y esta se lo ofrecía regularmente sin mayores problemas. El ser humano satisfacía sus necesidades y el equilibrio perduraba.
En algún momento en torno al año 10.000 antes de Cristo el hombre dejo de tomar de la naturaleza lo que necesitaba y en lugar de cazar aquello que le era necesario empezó a consagrar su vida a criarlo él mismo y protegerlo de los peligros de la naturaleza. Arriesgó su vida por defender a la cabra y a la oveja y la fortuna le sonrió. Hoy, 130 siglos después, los seres humanos se han multiplicado pero también lo han hecho los animales domesticados con los que el hombre formó sociedad y hoy, por extraño que parezca, viven en nuestro planeta más animales domesticados que salvajes.
Algo parecido pasó con las plantas. El ser humano renunció a coger las plantas cuando las necesitaba y consagró su vida a cuidar a algunas de ellas. Hay quien sostiene que no fue el hombre quien domestió al trigo sino que fue el trigo el que puso a millones de hombres a trabajar para él, cuidándolo, sembrándolo y cuidando de que se reprodujese. Treinta siglos después, miles de millones de hombres siguen cuidando de que el trigo sea un vegetal exitoso. Los seres humanos se multiplican y las plantas domesticadas también. Cada vez queda menos sitio en el mundo para vegetales salvajes y no relacionados con la agricultura.
Hoy, antes de comer, me he encontrado con mis amigos @jesusviartolabrana y @pepefranc que estaban tomando una copa de vino blanco en un comercio de criadores de atún (sí, hoy el atún se cría como las ovejas o el trigo) y mientras hablaba con ellos no podía evitar pensar en como el hombre modifica el mundo y sus equilibrios hasta provocar situaciones insostenibles.
Ahora que vivimos una pandemia quizá debiéramos repensar nuestra percepción de lo que es la salud y aceptar que es imposible estar sano inmerso en un ecosistema enfermo y que sólo en un mundo sano pueden vivir seres humanos sanos.
Al margen de todo eso, este atún encebollado estaba estupendo.