Me cuesta trabajo escribir este post, no porque me cueste contar lo que voy a contar sino porque no sé si lograré darle el enfoque exacto.
Lo sucedido esta mañana ha sido que el ministro de justicia, Juan Carlos Campo, me ha llamado por teléfono tras recibir el texto que podéis leer en el post que precede a este.
Debo decir que no esperaba esa llamada.
No estaba contento conmigo, pero tampoco enfadado, simplemente me ha dicho que le parecían injustas nuestras críticas y me ha puesto de ejemplo nuestra crítica al nombramiento de Antonio Garrigues Walker un hombre magnífico y de gran calidad humana.
He tenido que discrepar y aclararle que nadie discutía la calidad humana y profesional del nombrado pero que, si quería agradar al 85% de la abogacía real de Esaña, la abogacía independiente de los pequeños despachos, había elegido el perfil menos adecuado. Que si alguien desde la abogacía le había sugerido ese perfil se había equivocado.
Me ha garantizado que la pequeña abogacía estará bien representada en esa comisión y se lo he agradecido, aunque le he manifestado que, para ese 85% de abogados y abogadas de a pie, en mi sentir, era más necesaria una ley de servicios jurídicos como la alemana o la inglesa.
Hemos hablado de bastantes temas —la conversación ha sido larga— y no debo ocultar que le he pedido que no atienda a las propuestas del CGPJ; pero que, sobre todo, lo que me preocupaba era cómo pensaba él hacer frente a ese aluvión de casos que caerá sobre los juzgados de lo mercantil y lo social.
No sé si me he puesto dramático al decirle que la administración sanitaria había salvado la vida de los españoles y españolas pero que, ahora, dependía de la administración de justicia salvar su futuro, que las empresas y los trabajadores en problemas ahora van a depender todos de que la administración de justicia sea capaz de dar respuesta a sus problemas y que, si no lo hace, nos iremos todos al carajo. Que eso, ahora, estaba en sus manos y que dependía de las medidas que él tomase.
Me ha respondido que espere y que confíe en las medidas que va a publicar en el decreto del próximo martes y por ahí ha terminado la conversación.
No les diré que tenga ahora más confianza en las medidas del decreto del martes de la que tenía esta mañana. Se lo diré cuando el miércoles lea el BOE.
De hecho mi ánimo y mis presentimientos no son buenos, aunque eso puede ser solo un estado de ánimo.
Pero creo que es de justicia contar que esta mañana Juan Carlos Campo ha marcado mi número de teléfono para hablar de asuntos de justicia, escuchar y comunicar.
Le he preguntado si debía mantener esta comunicación en secreto y me ha dicho que no.
Y tras pensarlo detenidamente y hacer un profundo examen de conciencia, creo que no debo mantener este hecho en secreto.
Reblogueó esto en Meneandoneuronas – Brainstorm.
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Buenos días.
Mi sincera enhorabuena por esa conversación, Dios quiera que se traduzca en los resultados que esperamos todos los que, aunque escépticos, todavía nos queda un hilo de esperanza en ello. A ver qué conclusiones sacamos el miércoles!!!!
Un abrazo.
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Muchas gracias José por tu post y acto de transparencia radical [1] [2], creo que nos ayuda a entender mejor la sociedad en la que vivimos.
[1] – https://en.wikipedia.org/wiki/Radical_transparency
[2] – https://medium.com/civictech/can-radical-transparency-increase-trust-between-government-and-citizens-117842cbf09f
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Muchas gracias José por este ejemplo de transparencia radical [1] [2].
[1] – https://en.wikipedia.org/wiki/Radical_transparency
[2] – https://medium.com/civictech/can-radical-transparency-increase-trust-between-government-and-citizens-117842cbf09f
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