Esta mañana he acudido a comer a mi bar de cabecera. Cuando he llegado el camarero pregonaba el género:
—De menú tengo ensalada, crema de verduras, potaje…
—Oiga camarero (ha interrumpido un parroquiano) ¿Está bueno ese potaje?
—Es lo que comen los domingos en el cielo, caballero…
Naturalmente he pedido potaje.