No en mi nombre

Hoy se celebra algo parecido a unas elecciones en el Consejo General de la Abogacía Española (CGAE) y la candidata oficialista va a ganar esas elecciones, pero ni va a representar a los abogados y abogadas de España ni va a tener la autoridad mínima necesaria para dirigir la abogacía.

Nadie puede pretender representar a alguien cuando la voluntad de ese alguien no ha sido consultada. La candidata, que no ha tenido ni la delicadeza de presentar públicamente un programa electoral, aspira a ser presidenta del CGAE y, sin duda, lo será, pero la antidemocrática forma en que entiende los procesos electorales no le permitirá representar a la abogacía ni representar, en modo alguno, el deseo y los intereses de las abogadas y abogados; en todo caso y como mucho, se representará a sí misma y a los decanos que componen el consejo.

Representar a los decanos o al órgano colegiado que ellos forman, no es representar ni a la abogacía ni a los abogados y abogadas que la integran. La candidata se ha cuidado muy mucho de ocultar a abogadas y abogados cuáles son sus objetivos y los decanos que la han votado han guardado un ominoso silencio sobre las razones que les han movido a votarla, las posibilidades, pues, de intervenir u opinar por parte de abogados y abogadas ha sido simplemente nula.

El vínculo entre la candidata y sus votantes es secreto y es secreto porque, con muchas probabilidades, hsy en el mismo aspectos inconfesables (nadie oculta aquello de lo que no tiene que avergonzarse) que tienen más que ver con un sietemesino reparto de trampantojos, puestos y puestecillos en el consejo que con una visión de futuro para el colectivo. La candidata se ha ocupado de ocultar sus intenciones y buena parte de quienes componen el consejo también. Ellos, pues, sabrán a quiénes pretenden representar actuando de esa forma, desde luego a abogados y abogadas no.

La candidata no puede aspirar a dirigir un colectivo cuando antes no ha manifestado en qué dirección le llevará. La candidata debe entender que las personas y colectivos han de tomar la dirección que ellos desean porque lo contrario no es democracia sino manipulación. La candidata no puede pretender llevar a nadie hacia ningún lugar sin preguntarle antes.

Por eso la candidata debe de saber que cada vez que trate de hablar en mi nombre me ocuparé de que mi voz se escuche alto y claro para que todo el mundo sepa que no representa en ningún modo ni mi opinión ni mi criterio. Y tengo la convicción de que una parte cada día más importante de la abogacía, dejará oír su voz para que los españoles sepan que la candidata que hoy va a ganar estas extrañas elecciones carece de autoridad para hablar en nombre de ellos.

No compañera, y ahora me dirijo a ti, candidata, mientras yo pueda estar presente tú no me vas a representar y mientras yo tenga voz tú no hablarás en mi nombre.

Haz lo que quieras con tu cargo, pero no en mi nombre; cobra dietas y gastos, pero no me representes; regala condecoraciones y organiza saraos, pero jamás, jamás, jamás, hables por mí.

3 comentarios en “No en mi nombre

  1. Me alegro de leer algo en este sentido porque todo lo que se ha publicado en los medios ha dado a entender que realmente se elige a quien nos representa
    No tengo nada contra Victoria Ortega. La conocí hace años y me pareció una mujer muy capaz y, además, en nuestro mundo en el que las mujeres somos un número muy elevado , con su candidatura podría parecer que reivindicamos nuestra posición en un mundo de decanOS donde la noticia es ser mujer cuando te eligen… o ser el más joven … como le pasa a Javier Pascual…
    Pero esto no es así porque Victoria, mientras estaba en funciones, se ocupó de hacer “trampas” incluso para garantizarse ganar, adelantando las elecciones aunque la admisión de candidaturas se fuera a producir unos días antes, el 3 de enero. Victoria ha contado con los votos de personas que ni siquiera se han presentado a su cargo afirmando que la votarían.
    Y aunque pudiera parecer que estoy más conforme con Javier Pascual, que fue nuestro decano en Vitoria y además ganó en unas elecciones en las que yo misma me presenté, lo cierto es que sólo a él le he leído algo parecido a un programa … aunque sólo lo ha publicado en los medios y no lo conocemos sus compañeros.
    Mientras el sistema sea tan poco representativo (salvo que yo misma consiga condecoraciones y puestos … jaja) me uno a ti porque ninguno de ellos hablará por la abogacía si yo tengo voz y sigo aquí… y me ocuparé personalmente de que otros, a quieres realmente esto les importa un pimiento, levanten nuestra bandera cuando hayamos dejado de hablar … por jubilación o por ese puestecito del que te hablaba … muchas gracias José!!!

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    1. A tu lado siempre en esto Silvia: nadie me representará si yo puedo estar presente y nadie hablará por mí mientras sea capaz de hablar.

      En la república de las abogadas y abogados, de la primera al último, todos somos iguales y la existencia de estas «sociedades secretas» es una ofensa a la dignidad de la profesión. Si somos buenos para pagar somos buenos oara participar.

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