Somos porque son, soy porque sois, sin vosotros no soy nada y sin mí, aunque me odies, eres un poquito menos.
La ética «ubuntu» se popularizó con la llegada al poder de Nelson Mandela y con los discursos del pastor anglicano Desmond Tutu. Buena parte del éxito de la joven y nueva República Sudafricana se debe a esta particular concepción Bantú de la humanidad.
A veces pienso en nuestro ejercicio profesional en términos de esa palabra zulú, ubuntu: ¿qué razón de ser tendría nuestra profesión si no existiese una ciudadanía que ve amenazados sus derechos fundamentales? ¿Qué otro sentido podría tener nuestro ejercicio profesional sino ese?
Hay quien ve nuestra actividad como un negocio pero hay quien todavía cree que esta profesión es algo más que eso. Porque existen ciudadanos con recursos limitados y que han de enfrentarse solos a corporaciones o instituciones con contactos, influencias y capacidades económicas virtualmente ilimitadas, es por lo que existe una abogacía independiente. Somos porque son.
Si algún día ellos desaparecen no tendremos razón de existir (en un mundo sin derechos los abogados sobran) pero, si un día nosotros desaparecemos, ellos dejarán de ser ciudadanos y serán meros súbditos a merced de los poderosos.
Sí, somos porque son, pero ellos también son porque somos y, por eso, cuando defendemos nuestra particular visión de nuestra profesión también les estamos defendiendo a ellos.
Es por eso que una de las mejores formas de defenderles a ellos es defender a esta abogacía que tú yo queremos. No es egoísmo, capricho ni apetencia, es que defendernos es una de las formas más eficaces de defenderles.
Por eso espero verte en Córdoba o en cualquier otro lugar, porque tenemos un trabajo que hacer juntos y tenemos que hacerlo mucho tiempo.
Buenos días y ubuntu.
Puedes escuchar el audio de este artículo en mi podcast.
Infamia +( Roma).Allí estaremos.
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