No mires a tu alrededor, no tenemos que esperar a ver qué hace o dice nadie más, aquí no hay nadie más que tú y yo.
Tenemos problemas y tenemos que solucionarlos.
No sé de dónde han sacado algunos la idea de que alguien tiene que venir a ocuparse de sus problemas y a solucionárselos. Llegados al lugar en que estamos ¿Vas a seguir esperando a que, quién no ha hecho nada por nosotros hasta ahora, lo haga finalmente?
¿De verdad piensas que tienes derecho a que alguien venga y te ayude si no te ayudas tú antes?
Mira hacia adelante y dime si te gusta el futuro que ves.
Mira hacia adelante y dime si crees que podrás seguir ejerciendo esta profesión por muchos años si no cambian las cosas.
Mira hacia adelante y dime si de verdad deseas que tu hijo o tu hija se incorpore a esta profesión que amas hasta el delirio.
No sé si lo has notado, pero no hemos llegado a este punto en que estamos por casualidad, han sido necesarias muchas acciones —y sobre todo muchas omisiones— de mucha gente con poder para amenazar con la destrucción a esta profesión sobre la que descansan las esperanzas de todos.
¿Cuántas veces has oído eso de que «habría que hacer algo»? ¿Cuántas lo has dicho tú?
Pues bien, tienes que saber —admítelo— que nadie va a hacer nada si antes no lo haces tú, y tienes que saber también que te sobra capacidad para afrontar esta empresa, tan sólo es necesario que te des cuenta —interiorízalo— de que o lo haces tú o no lo hará nadie.
Tú y yo tenemos un trabajo que hacer y ese trabajo empezará los días 29 y 30 de noviembre de este año; de forma que bloquéalos en tu agenda y considera que esos dos días estarás fuera de casa.
No es que esos días alguien vaya a empezar a hacer algo, es que esos días tú y yo tenemos un trabajo que hacer mano a mano.
Nos toca tomar nuestro futuro en nuestras manos y recuperarlo de esas otras manos que nos han dejado sin él. Asume que ellos pelean por sus objetivos, no por los tuyos, y que mientras dejes tu futuro en sus manos no tendrás otro futuro que el que ellos quieran.
Por eso, esta vez, no mires a tu alrededor buscando la complicidad o la aprobación de nadie, porque esta vez, asúmelo, estás solo y estamos hablando de ti.