Caridad «La Negra»

Mi ciudad, como todas las ciudades del Mediterráneo, tiene su panteón especial de héroes y dioses del pueblo a quienes este rinde culto a través del viejo rito de contar sus hazañas a la generación siguiente. Nuestros dioses y santos viven así en la memoria del pueblo que es, a fin de cuentas, el único altar donde se rinde verdadero culto a los dioses. Son generalmente personajes humildes —el pueblo admira la virtud y la inteligencia que se manifiesta en las personas más inesperadas— a veces incluso aparentemente malvados (en Cartagena los personajes duros pero sentidos son especialmente queridos) y, como comprobarán si siguen leyendo, la «santa» de la que les voy a hablar pertenecía a esta particular especie de personas.

A Caridad Norberta Pacheco Sánchez (Cartagena 1879) la llamaron «Caridad La Negra» por el color de su pelo y fue la “madame” del burdel de más éxito de “El Molinete”, el viejo barrio tolerante de la ciudad. Fue amante del hombre más rico de Cartagena, José Maestre, que fue también ministro en dos de los gobiernos de Alfonso XIII. No se dejó monopolizar por él y le compatibilizó con alcaldes y otros políticos. Además fue modelo para pintores y gracias a eso, un retrato de ella encarnando a la Magdalena, salido de los pinceles de Wssell de Guimbarda, adorna ahora las paredes del templo de la patrona de Cartagena, la Virgen de la Caridad, advocación que, a lo largo de la historia, dio nombre a Caridad y a decenas de miles de cartageneras.

También sirvió de modelo para fotógrafos y, una de las fotografías de ella, es la que ven más abajo. Joven y morena, con las formas que gustaban en la época, fue, afortunadamente, capturada para la historia por la cámara de Casaú.

Fue Caridad, a pesar de lo dicho y de todos los pesares, mujer devota y de buen corazón. Su ayuda económica a las familias pobres tejió una leyenda a su alrededor y, por eso, cuando el 25 de julio de 1936 ella y un grupo de prostitutas bajadas del Molinete impidieron que la patrona de la ciudad y otras imágenes fuesen quemadas, Caridad La Negra, para el pueblo, se elevó hasta la categoría de mito.

Es verdad que ellas fueron las que intervinieron decididamente en los primeros momentos aunque luego recibiesen ayuda de los guardias de asalto y los políticos de izquierdas de la ciudad, pero toda esa ayuda, en todo caso posterior, para nada cambió la imagen que el pueblo se había hecho del suceso: La Negra y sus chicas defendiendo a la patrona… ¿imaginan una historia mejor?

Pasaron los años y en 1947, concluida la guerra, Caridad mandó unas rosas negras al templo de La Caridad el día de la festividad de la Patrona.

Y hoy… Hoy sigue llegando al templo de la Caridad (la Patrona) un ramo de rosas negras todos los Viernes de Dolores… y, lo que es más importante, la historia de una mujer buena y valiente sigue pasando de generación en generación en mi ciudad.

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