Los abogados colombianos son víctimas de un genocidio profesional sin que nadie haga nada para evitarlo. Son ya más de 700 los abogados asesinados desde que se empezaron a llevar estadísticas de este drama y esta brutal matanza no parece generar la más mínima consternación en las instituciones colombianas.
Anteayer asesinaron en Cali a LUIS EVELIO LONDOÑO, abogado. Ejercía en derecho penal y era conocido como uno de los muchos abogados del pais que esperan en las URI (Unidades de Reacción Inmediata de la Fiscalía) a la espera de prestar sus servicios a las personas detenidas, no despachaba desde ninguna oficina.
Los abogados nos llamamos entre nosotros compañeros. Es una palabra bonita. Derivada del latín cum-panis designa a aquel con quien se comparte el pan y está emparentada con otras palabras bellas provenientes todas del indoeuropeo “Kom” que transmite de la idea de “juntos, cerca, con…”
Hoy ha muerto un compañero y en Cartagena de España queremos estar cerca de él. Todas nuestras condolencias y todo nuestro cariño para su familia y amigos.
Si, diez años en la no agradable tarea de estar reportando uno a uno como la violencia va segando la vida de mis congéneres, quienes como única arma que esgrimimos son las normas donde se condensan los derechos para ejercer la defensa ciudadana. Lo confieso en estos veinte años de ejercicio profesional pase de tramitar en mí oficina cien procesos a unos muy pocos, todo por temor a una amenaza, a la agresión, a la violencia que se puede padecer por el cliente si no se obtiene resultado o por la otra parte que pierde el proceso, también porque en la informalidad en que estamos ejerciendo la profesión estamos muy expuestos a equivocarnos en los términos judiciales que para los abogados aquí es fatal .también nos puede costar la vida por la sencilla razón que no contamos con un seguro de responsabilidad que garantice eventuales perjuicios, nuestra fragilidad es total pues desde el Decreto 196 de 1|.971 que regula el ejercicio de la profesión no tenemos ningún apoyo del Estado hacia nuestras asociaciones voluntarias de abogados. Esto para significar que en Colombia se ejerce la profesión con miedo, tensión, sin que el Estado Colombiano, sus instituciones se sensibilice de lo que viene ocurriendo históricamente,ello llevó a que sesenta abogados en Santiago de Cali acudiéramos a la CIDH como última instancia de derechos internacional, para que se conmine al gobierno Colombiano para que cumpla con sus obligaciones Internacionales contenidas en tratados que se obligó a cumplir como el de Derechos Económicos y Sociales de protección a las profesiones, el firmado en la Habana ONU, sobre principios básicos sobre la función de los abogados.Estas voces solidarias de la abogacía mundial nos animan a no desfallecer, muy a pesar de la la apatía de nuestros propios colegas.Gracias decano José Muelas por su interés en la suerte de los abogados colombianos, por amor a nuestra profesión seguiremos en pie de lucha por la defensa de la defensa. Fraternal saludo
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