No hay mayor riqueza en un país que la de sus hombres y mujeres al igual que no hay mayor riqueza en los colegios de abogados que los letrados que los integran.
Esta afirmación no es solamente una declaración de principios, esta afirmación tiene (o ha de tener) consecuencias reales y efectivas en la vida de los colegios y de la sociedad si queremos que los mismos la sirvan eficazmente.