Estas vacaciones me han conducido a Huesca y después a Francia a través del muy jacobeo puerto de Somport, el «summus portus» de los romanos. En lugar de circular por las autopistas francesas decidí demorarme atravesando pueblos del mediodía y, de pronto, llegué a uno que se llamaba «Roquefort»; al pronto acudió a mi mente el inevitable queso azul, pero, como era de esperar, no vi tienda de quesos ni nada que se le pareciese. Lo que sí encontré es el cartel que se ve en la fotografía siguiente y que, por cierto, tampoco me esperaba. Si pinchan en la fotografía pueden ampliarla y ver a qué me refiero.
No haré comentario alguno y, por favor, no presuman que este post me posiciona a favor o en contra de nuestra no tan nacional «fiesta».